Aún tengo pendiente un post de cómo mi madre fue nombrada Marquesa de Coñohondo.
Pero quiero contaros una situación de la que he sido testigo principal.
Debido a una serie de situaciones que no vienen al caso, la gran empresa familiar de mi abuelo materno entró en crisis hace unos años. Mucho se sospechó de los administradores del momento, llegando a ponerse sobre la mesa la palabra auditoría. Dicha investigación no se realizó porque mi señora abuela Roja, fallecida recientemente, no quiso poner en tela de juicio la labor de sus sobrinos al frente de la empresa.
Consecuencia de todo ello se produjo una gran ruptura en las relaciones familiares, formándose dos grupos separados. Uno de esos grupos se dedicó sistemáticamente a calumniar y vilipendiar al otro grupo (como habréis deducido, MI grupo era el vilipendiado).
Entre esas calumnias, mi abuela tuvo que soportar como un día la arrinconaron al pie de la escalera del edificio de su hijo y oyó de boca de dos de sus sobrinas que era una puta que había alimentado a sus hijos con el dinero de los demás (mi abuela se quedó viuda y con 4 hijos a los 34 años).
Asuntos aparte, la relación entre ambos grupos es casi inexistente. No se le invita a nada, no se le comunica nada y se evita, a toda costa, mantener cualquier tipo de conversación (cosa harto difícil cuando se vive en un pueblo de 3500 habitantes, muchos de los cuales son familia -mi madre tiene como unos 50 primos hermanos, porque tenía 10 tíos, hermanos de su padre-).
El viernes pasado, 5 de diciembre, mi abuela falleció a las 12.40 aproximadamente. Se preparó todo para el velatorio en un conocido tanatorio de Murcia y se avisó a los familiares más cercanos que, a su vez, avisaron a mucha gente.
El velatorio se abrió al público a las 5 de la tarde. A partir de las 5.10 empezaron a llegar familiares. Entre ellos, llegó una prima de mi madre, una de las que acorraló a mi abuela llamándola puta. En aquel momento, estábamos en la sala del velatorio sólo 5 personas: mi madre, uno de sus primos con su mujer y su hija mayor y yo. En esto que entra esta prima protestona y se acerca a mi madre a darle el pésame. Pues bien, mi madre va y le suelta en voz alta que ahora no le sirve de nada el pésame ni el sentir, que lo tenía que haber sentido antes y haberse disculpado con mi abuela cuando aún vivía, porque ya de nada servía. Y que cogiera su pésame y se marchara. Obviamente, esta prima salió escopetada de la sala, compungida (se le da muy bien, es muy buena actriz) y gritando que vaya desplante le había hecho mi madre.
Yo me quedé a cuadros. Porque mi madre no es una persona rencorosa, ni nada por el estilo. Pero durante más de 5 años, esta prima la ha puesto como hoja de perejil por el pueblo, le ha negado el saludo en las tiendas, en la peluquería, etc. Y, sobre todo, tuvo con mi abuela un gesto que es imperdonable, porque mi abuela sería muchas cosas, pero no era ni puta, ni se aprovechó del dinero de los hermanos de su marido, al contrario, sus hijas dejaron la escuela sin terminar el ciclo básico y se pusieron a coser para poder comer (mi madre empezó a trabjar con 12 años) y si mis tíos estudiaron fue a base de becas y se comía en esa casa porque mi abuela trabajaba haciendo faenas. Y cuando pudo hacer daño, no quiso mover nada, para no montar un escándalo.
Algunos le dijeron a mi madre que era tiempo de perdonar, que no era cuestión de seguir con esta situación hacia delante. Mi madre dijo que ni olvidaba ni perdonaba.
El tiempo pone a todo el mundo en su sitio. Mi abuela ya lo está, bien muerta y enterrada y que no nos venga ahora nadie a darse golpes de pecho porque lamenta su muerte, porque no nos valen.
Pero quiero contaros una situación de la que he sido testigo principal.
Debido a una serie de situaciones que no vienen al caso, la gran empresa familiar de mi abuelo materno entró en crisis hace unos años. Mucho se sospechó de los administradores del momento, llegando a ponerse sobre la mesa la palabra auditoría. Dicha investigación no se realizó porque mi señora abuela Roja, fallecida recientemente, no quiso poner en tela de juicio la labor de sus sobrinos al frente de la empresa.
Consecuencia de todo ello se produjo una gran ruptura en las relaciones familiares, formándose dos grupos separados. Uno de esos grupos se dedicó sistemáticamente a calumniar y vilipendiar al otro grupo (como habréis deducido, MI grupo era el vilipendiado).
Entre esas calumnias, mi abuela tuvo que soportar como un día la arrinconaron al pie de la escalera del edificio de su hijo y oyó de boca de dos de sus sobrinas que era una puta que había alimentado a sus hijos con el dinero de los demás (mi abuela se quedó viuda y con 4 hijos a los 34 años).
Asuntos aparte, la relación entre ambos grupos es casi inexistente. No se le invita a nada, no se le comunica nada y se evita, a toda costa, mantener cualquier tipo de conversación (cosa harto difícil cuando se vive en un pueblo de 3500 habitantes, muchos de los cuales son familia -mi madre tiene como unos 50 primos hermanos, porque tenía 10 tíos, hermanos de su padre-).
El viernes pasado, 5 de diciembre, mi abuela falleció a las 12.40 aproximadamente. Se preparó todo para el velatorio en un conocido tanatorio de Murcia y se avisó a los familiares más cercanos que, a su vez, avisaron a mucha gente.
El velatorio se abrió al público a las 5 de la tarde. A partir de las 5.10 empezaron a llegar familiares. Entre ellos, llegó una prima de mi madre, una de las que acorraló a mi abuela llamándola puta. En aquel momento, estábamos en la sala del velatorio sólo 5 personas: mi madre, uno de sus primos con su mujer y su hija mayor y yo. En esto que entra esta prima protestona y se acerca a mi madre a darle el pésame. Pues bien, mi madre va y le suelta en voz alta que ahora no le sirve de nada el pésame ni el sentir, que lo tenía que haber sentido antes y haberse disculpado con mi abuela cuando aún vivía, porque ya de nada servía. Y que cogiera su pésame y se marchara. Obviamente, esta prima salió escopetada de la sala, compungida (se le da muy bien, es muy buena actriz) y gritando que vaya desplante le había hecho mi madre.
Yo me quedé a cuadros. Porque mi madre no es una persona rencorosa, ni nada por el estilo. Pero durante más de 5 años, esta prima la ha puesto como hoja de perejil por el pueblo, le ha negado el saludo en las tiendas, en la peluquería, etc. Y, sobre todo, tuvo con mi abuela un gesto que es imperdonable, porque mi abuela sería muchas cosas, pero no era ni puta, ni se aprovechó del dinero de los hermanos de su marido, al contrario, sus hijas dejaron la escuela sin terminar el ciclo básico y se pusieron a coser para poder comer (mi madre empezó a trabjar con 12 años) y si mis tíos estudiaron fue a base de becas y se comía en esa casa porque mi abuela trabajaba haciendo faenas. Y cuando pudo hacer daño, no quiso mover nada, para no montar un escándalo.
Algunos le dijeron a mi madre que era tiempo de perdonar, que no era cuestión de seguir con esta situación hacia delante. Mi madre dijo que ni olvidaba ni perdonaba.
El tiempo pone a todo el mundo en su sitio. Mi abuela ya lo está, bien muerta y enterrada y que no nos venga ahora nadie a darse golpes de pecho porque lamenta su muerte, porque no nos valen.
5 comentarios:
Yo estoy completamente a favor de lo que ha hecho tu madre, porque el hecho de que tu abuela haya muerto no quita que esas personas se hayan portado muy mal con ella y con tu familia durante años y años. Podría entender una pataleta de los últimos días, alguna rencilla absurda... pero una cosa así, tan marcada y con tan mal fondo, es imperdonable y no debe ponerse la otra mejilla.
Son situaciones muy muy duras. Más todavía. Yo también he vivido una disputa muy dolorosa en mi familia. Aún más rastrera que la que has contado tú (y de la que no tenía ni idea, a pesar de conocer muy bien ese pueblo de 3500 habitantes). Con esto quiero decir que en todas las familias se cuecen habas. Y son cosas que nunca deberían pasar, pero cuando pasan es muy difícil curarlas, porque son personas que han significado algo (o mucho) en nuestra vida y por eso nos duelen más. Por ello hay que pensar muy bien las cosas antes de hacerlas. Cada uno es responsable de sus actos.
No soy quién para opinar si la reacción de tu madre es la correcta o no, en todo caso es su legítima decisión.
Lo que puedo decir es que yo personalmente creo, a pesar de todo, en el perdón y la reconciliación (que no en el olvido, pues hay cosas irreparables y por eso digo que las cosas se piensan antes de hacerlas, y si se ha de rectificar se ha de hacer en su debido momento, no cuando a uno le apetezca, no por la vía más cómoda y fácil...).
Lo que sí te mando, estimada MEG, es un fuerte abrazo, pues aún no había tenido ocasión de transmitírtelo desde que me enteré del fallecimiento de tu abuela, y mi más sinceras condolencias.
Pues me quito el sombrero por tu madre. Me parece fatal los que ponen el compromiso por encima de los sentimientos.
He comentado muchas veces como la muerte parece justificar todas las acciones y como se supone que debes hacer cosas que no tienen porque ser hechas solo por el compromiso.
Ole y ole.
Muy bien tu madre... eso de figurar por quedar bien delante de la gente es patético... si tu familiar tuvo el valor de ir rajando antes, ahora que apechugue y no busque quedar bien delante del pueblo...
El perdón se va al que se arrepiente de corazón, y a tiempo.
Me parece estupendo lo que ha hecho tu madre. En mi familia estamos igual desde que murió de mi padre por culpa de casi toda la familia de mi madre que le dió la espalda. El dia que fallezca mi madre no creo que se les ocurra aparecer por el tanatorio o por mi casa por que los pienso echar a gritos. Como tu madre. Olé por ella.
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