martes, 25 de enero de 2011

Viaje a Córdoba (I)

Cuando Manifacero me dijo que se casaba, me dio una alegría inmensa, porque, por circunstancias de la vida, digamos que he sido testigo directo de cómo comenzó su relación con su actual mujer. La distancia que nos separa me daba un punto de vista más objetivo sobre los pasos a seguir y creo que aporté un granito de arena en su forma de enfrentarse a los diferentes pasos que fue dando. Debo decir que Manifacero fue constante hasta decir basta (vamos, lo que en su pueblo y el mío llamaríamos un cabezón) y que al final consiguió ennoviarse y llevarse al altar a la cordobesa más simpática, bonita, atenta y sensible que pueda conocer jamás.

Así que cuando estuve entre los afortunados invitados a su boda, empecé a juntar cuatro euros cada vez que podía para plantarme en Córdoba y participar de su alegría.

Para que veáis que atenta y detallista es la mujer de Manifacero, al llegar al hotel nos dieron un sobre con sitios para visitar, dónde cenar, qué rutas hacer qué ella nos había hecho a los que veníamos de fuera. Por supuesto, después de una pequeña siesta, nos armamos de un plano en el hotel y de la guía que nos habían dado y nos fuimos a recorrer Córdoba.

En primer lugar, fuimos a la iglesia donde se celebraría la boda, por controlar el tiempo que tardaríamos en llegar desde el hotel (que también fue buscado por los novios) pero estaba cerrada y no pudimos ver nada. Así que continuamos callejeando y llegamos al Palacio de Viana, donde pudimos pasear por sus 17 patios, que son una belleza en si mismos y que dan un ejemplo claro de cómo puede organizarse una casa en torno a unas plantas y a una fuente.

Patio 2
Aquí uno de esos patios, el más reciente construido, donde se llegan a dar conciertos al aire libre

Estanque 2
Patio con estanque, pura serenidad oír el ruidito del agua

Patio Viana principal 3
Patio principal. Observad que las piedras que forman el suelo están colocadas de canto (y no planas), algo que vimos mucho en la zona antigua de Córdoba

Viendo que se nos echaba el tiempo encima, nos fuimos hacia la zona de la Mezquita-Catedral y hemos de decir que te la encuentras de repente, mientras vas callejeando entre calles estrechísimas. De golpe y porrazo, una estructura cuadrada que no hace presagiar lo que hay dentro... Como era tarde y de noche, ya estaba cerrada, pero le dimos la vuelta enterita y al final cenamos justo enfrente.

Portada Mezquita 2
Mr. Osako frente a una de las puertas de la mezquita

Como el hambre ya apremiaba, nos metimos en una taberna llamada "Bodegas Mezquita" y cenamos la mar de bien un menú de tapas. Imprescindible pedir berenjenas al Pedro Ximénez, que están deliciosas.

(Continuará...)