sábado, 29 de diciembre de 2012


El 28 de diciembre de 2007 se murió mi tía Paqui, hermana de mi madre. Al día siguiente, cuando su nombre apareció en las esquelas del periódico, llamó un antiguo novio suyo al tanatorio de la C/ Ricardo Gil, un novio que hacía más de 30 años que la había dejado plantada. Se disculpó por lo que había hecho, pero ya no tenía sentido esa disculpa.
Mi primo Alex  le ha hecho esta canción tan bonita, que me ha hecho llorar.
 

Aquí os dejo la reflexión que escribí en el anterior blog: "Cuando la vida se va", respecto de la muerte de mi tía.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Pienso como un abogado

Me encanta ver qué poco sabe la gente de la Justicia en España y de la abogacía en este país. Tanto, como para que un científico reduzca una línea de trabajo legal a que los abogados construimos una realidad tras llegar a una conclusión y no a la inversa, investigando para llegar a un conclusión. He leído este post de Pere Estupinya, un bioquímico que escribe desde Washington DC. 

Textualmente, dice respecto a unos abogados conocidos "... Me dicen que les llega un cliente pidiendo que defienda sus intereses en un caso, se plantean unos objetivos, y empiezan a buscar pruebas que los respalden. Aparentemente lógico. No nos suena extraño. Pero no puedo dejar de pensar que representa el proceso inverso de la metodología científica: el investigador primero busca evidencias y luego saca conclusiones. En cambio el abogado parte de unas conclusiones y a posteriori busca pruebas para defenderlas. Incluso trata de esconder las que le sean contrarias. Algo chirría..." 
La base de nuestro Derecho moderno está en la norma escrita y codificada por materias (Código Penal, Código Civil, Leyes procesales...). Y el trabajo de un abogado pasa por interpretar la norma, norma que se hace en un momento histórico determinado y que con el tiempo, no cambia tan rápido como cambia la sociedad. Torres muy altas debieron ceder para que en este país todo el mundo tuviera derecho a un juicio justo, a un abogado en su defensa y a que se le escuchara en un pleito. Todos mis clientes tienen derecho a una defensa justa, sean simples padres que quieren divorciarse, drogadictos que roban bajo los efectos del "mono", comunidades de vecinos estafadas por albañiles chapuceros o parados que no quieren que los echen de sus casas por no poder pagar el alquiler o la hipoteca.

Cuántas veces los abogados hemos oído decir que trabajamos mejor cuando cobramos mejor. En 8 años no sólo no me he hecho rica, sino que estoy con el agua al cuello de lo poco que gano. Y, como yo, el resto de la mayoría de compañeros, a los que también nos afecta esta crisis. El grueso de la abogacía de este país lo componemos autónomos que trabajan agrupados para pagar menos gastos, en torno al 85% de abogados españoles.

El sistema americano de Justicia no es aplicable en España, no es un ejemplo a seguir. La gente tiene en la mente las pelis de juicios americanas, pero si se informan un poco, con un mínimo de rigor, sabrías que en España somo como la serie "Turno de Oficio", aquella de los años '80. En Europa se sigue el llamado Derecho Continental, basado en la codificación de la norma (instaurada por Napoleón Bonaparte) y en EE.UU. se sigue el Derecho Anglosajón, basado en las sentencias anteriores, ya que, por tradición, no hay norma escrita.

Antropológicamente está demostrado que cuánto más grande es una sociedad (aldea, pueblo, ciudad, país) más necesarias son las normas de convivencia y, entre ellas, están las normas legales. Normas que todos queremos aplicar a nuestro antojo, pero que los abogados debemos decir al cliente lo que se puede y no se puede hacer.

Por último: las pruebas para un caso no se buscan. Están ahí o no están. Si tienes que buscarlas, es que las vas a "fabricar" y estarás mintiendo, serás un mal abogado.

domingo, 26 de agosto de 2012

Convencionalismos socio-familiares

Cuando se entra en la dinámica de tener una pareja estable, la vida te cambia radicalmente. Ya no eres "tú", ahora hay un "nosotros" y con base en él bascula todo tu tiempo libre. Quitando de lado los momentos ceremoniales más destacados (bodas, navidades, etc.), los huecos que quedan libres para el disfrute del ocio se conjugan en común o, al menos, eso es lo que socialmente está bien visto.

Este verano, por circunstancias de trabajo, mi marido cogió sus vacaciones en julio y yo, en agosto. Arañando tiempo al calendario laboral, pude reservar tres días de semana que, unidos a un sábado y un domingo, nos permitieron un pequeño viaje a Portugal, para visitar a unos amigos suyos. El resto de mis vacaciones han sido disfrutadas en el mes de agosto, vacaciones que distribuí entre un curso de pintura con Nono García, una limpieza general de la casa y una semana de visita en el Puerto de Mazarrón con mis padres, mientras Mr. Osako se quedaba en el pueblo trabajando. 

 Quedaba reservado el sábado 25 de agosto para comer con los suegros y la familia política, para celebrar San Ginés. Tras una alegre llamada de un amigo, mi fin de semana se organizaba comiendo con los suegros y saliendo por la noche por Cartagena con unos grandes amigos, de los que no disfruto abiertamente desde mi boda y entre los que se encontraba una amiga que venía desde Madrid. 

Unas horas después de dicha organización, con unos ánimos estupendos y muchas ganas de pasarlo bien, Mr. Osako me comunica que su madre ha cambiado la celebración familiar de comida a cena. Ante mi se planteaba una disyuntiva muy jodida: ¿hago lo que quiero o lo que debo? ¿Me voy de farra con mis amigos o me quedo en el pueblo con la familia? 

Maldita sea la hora en que me mis padres me inculcaron el valor del deber por encima del sentido del disfrute. Porque, como es de recibo en una persona bien educada, me quedé en la celebración familiar, aunque mientras cenábamos, mi mente estaba de la mano de esos amigos con los que hace meses que no estoy.

A veces me gustaría ser más egoísta y disfrutar más de la vida, pero no sé. Me comprometí hace una semana que estaría en la celebración del santo de mi suegro y, como buena nuera, allí estuve. Pero al llegar a casa y acostarme a dormir, mi mente viajó 85 kilómetros y estuvo pendiente de un gin-tonic de divorciada (sin ser ella nada de eso), de una camisa de cuadros frente una pared cuadriculada, de un moreno resultón de camisa blanca, de unas gafapastas y una camisetica de rombos.

Chic@s del Sureste, os echo de menos.

P.D.: Cuando llegamos a la cena familiar, mi cuñada soltera no estaba, no había ido porque ella sí tenía otros planes con amigas y no los había cambiado.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Otras miradas

Hoy quiero pediros a los pocos que aún me seguís que leáis este interesantísimo post que han publicado en Planeta Murciano, sobre el olvido sufrido por la relación de Federico García Lorca y Juan Ramírez de Lucas, su gran amor, truncado por el asesinato del poeta. Ambos pretendían exiliarse a México, pero no pudo ser. 

En este post que os enlazo se cuentan también otras historias, que es necesario que leáis, porque es necesario aceptar que las cosas en esta vida no son blancas o negras, que hay otros colores, otros matices y que de casi todo cabe aceptación. 

Por favor, no dejéis de echarle un vistazo, porque es imprescindible que sigamos luchando porque no haya discriminación: 



jueves, 26 de abril de 2012

Obsesión episcopal por la homosexualidad

Gracias a Murci, de Planeta Murciano, hoy tomo prestadas las palabras de un periodista que escribe en la sección de Sociedad de El País. Se llama Juan G. Bedoya y analiza las palabras y las ideas del obispo de Alcalá de Henares (Reig Pla, antiguo obispo de la diócesis de Cartagena-Murcia). Las copio literalmente y os animo a leerlas con detenimiento, porque son muy ejemplificativas de cómo el hombre (y no los profetas) son los que determinan porqué la sexualidad (y la homosexualidad) son pecado. Es largo, pero preciso. Dedicadle 5 minutos y veréis a qué me refiero. 

"Gai, una palabra francesa, quiere decir en español alegre, festivo. Quizás proceda del latín gaudium, es decir gozo, alegría, placer. Una de las grandes encíclicas del siglo pasado se llama Gaudium et spes (Gozo y esperanza), de Pablo VI, como rúbrica regocijada del Concilio Vaticano II, en 1965. En EE UU, donde escriben gay (con ye), la palabra se usó como sinónimo de homosexualidad por primera vez, y en sentido peyorativo, en la película La fiera de mi niña, de 1938, protagonizada por Cary Grant. Desde 1969, millones de personas la exhiben como santo y seña de lo que desde entonces se conoce como el Orgullo Gay. En 1985 se instauró el Día del Orgullo Gay, con concentraciones reivindicativas (pero sobre todo festivas) en las grandes capitales del mundo.

Pues no. Con terquedad vaticana, el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, insiste en que los homosexuales son unos pobres diablos que, enfermos de muy mala manera, pasan la vida en un infierno o se arrastran por el fango del pecado, luchando algunos de ellos a brazo partido para curarse. Lo dijo en la homilía del Viernes Santo, en una eucaristía retransmitida por TVE-2. El obispo Reig calla que las teorías de que el homosexual es un enfermo que se puede curar han sido arrumbadas por la ciencia con estrépito, incluida una solemne proclamación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lo hizo el 17 de mayo de 1990, cuando excluyó la homosexualidad de la llamada Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud. El Reino Unido hizo lo propio en 1994, seguido por el Ministerio de Salud ruso en 1999 y la Sociedad China de Psiquiatría en 2001. La Asociación Norteamericana de Psiquiatría había votado previamente por unanimidad retirar esa tendencia sexual de la sección Desviaciones sexuales de la segunda edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (el DSM-II). Sucedió en 1973.

Hoy, solo sostienen que los gais son enfermos movimientos o gobiernos de intolerancia extrema, o sencillamente criminales, y allí donde las religiones siguen ostentado mucho poder.

En este contexto se entiende que Reig, responsable de las políticas de familia en la Conferencia Episcopal, causase el Viernes Santo estupor. Ha habido mociones pidiendo que el prelado sea declarado persona non grata; consejeros de RTVE alzaron su voz escandalizados y piden la intervención del cardenal Antonio María Rouco y la Federación de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales ha presentado una denuncia ante la Fiscalía en busca del procesamiento del eclesiástico por predicar la violencia sobre el colectivo. La iniciativa no es una exageración porque, como dice un miembro de Crismhon (los cristianos homosexuales), “el obispo Reig predica vientos y provoca tempestades”.

Todavía hay 83 países donde la homosexualidad está penada por ley. En algunos, la condena es la muerte: Arabia Saudí, Irán, Mauritania, Sudán, Yemen y Afganistán. En la mayoría de los casos, la pena no se aplica, pero numerosos homosexuales han sido ejecutados en los últimos años en Irán, Arabia Saudí y en el Afganistán de los talibanes.
Enfrente, arrecian las adhesiones a las tesis del prelado Reig. Sobresale la de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos. “No compartimos la práctica de la homosexualidad por no estar conforme con la sana antropología ni con la Santa Biblia. La homosexualidad no es pro-natura. Monseñor Reig tiene toda la razón”, remacha esta federación en un comunicado.

Arropado por sus incondicionales, que han llegado a considerar a Reig un “coloso de la verdad”, y hasta “un mártir por la fe”, el obispo de Alcalá de Henares ha multiplicado la actividad contra los homosexuales, llamado por doquier para que repita las execraciones. “Hemos salido del infierno”, se titula en la web donde el obispado recoge testimonios de ciudadanos que relatan cómo han superado la enfermedad y “los sufrimientos vividos durante el tiempo en que sintieron atracción sexual hacia personas del mismo sexo”. Textual.

¿Qué dice el resto de la jerarquía católica? La doctrina Reig es la oficial, pese a que las formas de decir las cosas chirríen más en boca de unos obispos que de otros. La Conferencia Episcopal está reunida esta semana en asamblea general y Reig ha sido jaleado por muchos de sus colegas, raramente efusivos entre ellos como esta vez con el predicador del Viernes Santo.

En cambio, pensadores católicos, protestantes y musulmanes han puesto el grito en el cielo. Es el caso del sacerdote Juan Rubio, director de la revista Vida Nueva, con difusión también en Hispanoamérica. Ha escrito: “Precisamente el día en el que la Iglesia dedica su liturgia al silencio contemplativo de la Cruz, símbolo de amor y ternura, el Viernes Santo, el obispo Reig Pla rompió ese silencio mandando al infierno a mujeres que abortan, jóvenes que beben los fines de semana, homosexuales que frecuentan bares de alterne, etc. No son solo las alusiones a la homosexualidad las inoportunas. El texto entero es preocupante. La liturgia de ese día es tan rica en ideas y símbolos que hasta se recomienda que la homilía sea sencilla, sugerente, parca en palabras, para no romper el eco del silencio que ha dejado la sobria lectura de la Pasión según san Juan. No podían dar crédito muchos de los que, imposibilitados para acudir a los templos, seguían los oficios por televisión. Madres, esposas, hijas. Padres que abrían los ojos escuchando cómo mandaba al infierno a sus hijos por ir de botellón o por dudar de su identidad sexual y afrontarla con serenidad y altura de miras”.

Suele decirse que Jesús, el fundador cristiano, lloró, pero jamás rió. Sus sucesores, desde que llegaron al poder romano, vestidos los jerarcas con la parafernalia de antiguos emperadores, predican que el mundo es tiniebla y un valle de lágrimas, y levantan obstáculos para la felicidad, con la intolerancia de perseguidos convertidos más tarde en perseguidores. Es la Iglesia del no, enemiga de la felicidad en la tierra, la que ve pecado e inmundicia donde el hombre cabal aprecia o busca felicidad y alegría.

Opina el teólogo católico Juan José Tamayo, director de la cátedra Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid: “Sexualidad y homosexualidad son dos asignaturas pendientes en el cristianismo, y muy especialmente en la Iglesia católica. Harían bien los confesores en leer y aprender este breve poema de Eduardo Galeano: "Dice la Iglesia: el cuerpo es pecado, / Dice el mercado: el cuerpo es un negocio. / Dice el cuerpo: Yo soy una fiesta.

Añade Tamayo: “El conflicto o la incompatibilidad entre cristianismo y homosexualidad carece de base tanto en el plano de la antropología como en el de la fe cristiana. Coincido con el teólogo holandés Edward Schillebeeckx en que no existe una ética cristiana respecto a la homosexualidad. Se trata de una realidad humana que no puede desconocerse y que debe asumirse como tal sin apelar a criterios morales excluyentes. Por eso entendí la protesta de los obispos norteamericanos ante la carta intolerante e hiriente del cardenal Ratzinger, cuando era presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, contra la homosexualidad, que resultaba contraria a los avances de la ciencia en esta materia, atentaba contra la dignidad de la persona, ponía límites a la libertad individual, lesionaba el principio de igualdad y discriminaba a los homosexuales en la comunidad cristiana. La mayoría de los textos bíblicos que citaba Ratzinger estaban sacados de contexto y eran interpretados desde prejuicios homófobos”.

El sexo fue un asunto desprovisto de importancia para los primeros cristianos. Fue Tertuliano (160-220), líder cristiano en Cartago, el más temprano y más ruidoso de los cazadores de brujas. A sus ojos, la Iglesia era una preciosa élite de creyentes (“superhombres porque el espíritu actúa en ellos”), y había que defenderla de la contaminación, viniera de donde viniese. Creía que el demonio recorría la tierra buscando a quien corromper, aunque no llegó al extremo del gran Orígenes, que seguramente se autocastró, obedeciendo al apóstol Mateo (“hay algunos que se han convertido en eunucos por el bien del reino de Dios”).

Pronto fue imponiéndose la idea de que, si el celibato era superior y el matrimonio inferior, el sexo sería en consecuencia un acto perverso. El obispo Ambrosio de Milán, que escribió mucho sobre el asunto, asentó el camino pues era un hombre impresionante (san Agustín se confesó “impresionado” cuando lo conoció porque Ambrosio “leía sin hablar”, un hábito desconocido en el mundo clásico).

Las cosas no han mejorado. Todavía en 2001 el teólogo redentorista Marciano Vidal fue investigado y castigado por la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio de la Inquisición) por considerar la sexualidad como “un lujo de la naturaleza”, y por “comprender” las relaciones prematrimoniales, la homosexualidad o la masturbación. La severa Notificación inquisitorial contra el gran moralista español lleva la firma del cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI. El libro de Vidal, voluminoso, Moral de actitudes, es una referencia imprescindible para comprender las agitadas relaciones del cristianismo con el sexo. Es Marciano Vidal quien recuerda en el tomo titulado Moral del amor y de la sexualidad, que “castidad” procede de “castigo”.

No es solo la jerarquía de la Iglesia romana la que aborrece y execra a los homosexuales, tachándolos de enfermos y gente desordenada. Sucede también entre las iglesias protestantes. Esto opina el teólogo protestante Máximo García Ruiz, profesor de la Facultad de Teología de la Unión Evangélica Bautista de Alcobendas. “Si hiciéramos una encuesta entre los diversos sectores del protestantismo español, comprobaríamos que existe un considerable, seguramente mayoritario, número de fieles, especialmente pastores y líderes, que suscribirían de forma contundente las palabras del obispo de Alcalá de Henares. No todos, por supuesto, pero es un hecho que la ideología protestante española en temas de moralidad se mueve, por lo general, en ámbitos muy conservadores. Sin embargo, es prioritario anteponer ciertos valores evangélicos, como es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, a cualquier otro tipo de juicio valorativo y condenatorio y dejar que la naturaleza siga su curso y permita que cada cual manifieste su sexualidad como crea oportuno, siempre y cuando respete la libertad y la dignidad del otro, especialmente cuando tiene incidencia, como por desgracia está ocurriendo en sectores eclesiásticos muy extendidos, en desviaciones de pederastia, violaciones o atentados hacia los semejantes en general y hacia los niños en particular”.

¿Y los musulmanes? La homofobia es una constante en gran parte de las religiones, pero hoy carga las tintas entre los musulmanes. En la Europa del siglo XXI se habla de la persecución de los homosexuales en el mundo islámico para mostrar al islam como una religión salvaje y puritana. En cambio, el escritor Abdennur Prado, fundador y primer presidente de la Junta Islámica Catalana, sostiene que “no hay fundamento alguno ni en el Corán ni en el ejemplo del profeta Muhammad para una condena de la homosexualidad”.

Añade Abdennur Prado: “La persecución de los homosexuales en el mundo islámico es muy reciente, y tiene que ver con la colonización y la influencia de Occidente. En las primeras décadas del siglo XX, el Magreb fue un paraíso para los homosexuales, que huían de la puritana Europa en busca de la libertad sexual que se vivía en tierras del islam. En Marruecos, la homosexualidad es considerada un delito tan solo desde 1972. En Indonesia (el país con más musulmanes) jamás ha estado prohibida. En la Córdoba califal, los homosexuales habitaban todo un barrio, conocido como derb Ibn Zaydun. El caso de al-Andalus no es aislado. Esta actitud abierta llega hasta los inicios de la colonización. Viajeros, científicos y colonizadores europeos describen, entre la fascinación y la sorpresa, el grado de aceptación de la homosexualidad entre los musulmanes, pero la sociedad victoriana utilizó esos escritos para tachar al islam de religión lasciva e inmoral”.





viernes, 20 de abril de 2012

Reformas normativas

Muchas son las reformas que está llevando a cabo nuestro gobierno, pero las más destacadas para los operadores jurídicos son las que está realizando nuestro Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón.

Entre otras novedades ha prometido una nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal, una reforma de los supuestos legales de aborto, ha suspendido la convocatoria de oposiciones a jueces, fiscales y secr
etarios judiciales este año 2012, ha propuesto la implantación de una pena de prisión permanente revisable, se perseguirá como delito la resistencia pacífica y se prevé una gran reforma del Código Penal para antes del verano.

Sin desmerecer el trabajo que supone la reforma de las normas, sinceramente creo que debería pararse a reflexionar un poco, porque muchos de los cambios anunciados parece que han sido realizados a golpe de "titular de prensa", dependiendo de qué tiipo de delito se haya cometido o qué tipo de altercado veamos en TV.

Sinceramente, me parece una manera muy poco efectiva de legislar, menos aún de anunciar reformas, porque con las hemerotecas que hay ahora, todo queda grabado y es más complicado desdecirse o volver atrás... Hay que llevar más cuidado y meditar concienzudamente qué se va a reformar y qué se va a anunciar a la ciudadanía, amén de no olvidar que un Ministro de Justicia en democracia no se debe dejar llevar por sus propias convicciones religiosas, sino por la moralidad de la mayoría de sus conciudadanos.

martes, 17 de abril de 2012

Generación perdida

Hoy me he encontrado en la red con este vídeo que, muy a mi pesar, describe la pura realidad de tantos y tantos españoles. Yo no estoy en esa generación perdida, pero podría estarlo.

domingo, 11 de marzo de 2012

11 de marzo

Volví a escuchar esta canción el viernes pasado y me volví a emocionar. Se rompieron muchas vidas aquel 11 de marzo, no sólo la de los que murieron, sino también la de sus familias y amigos y las vidas de aquellos que no llegaron a existir por la barbarie terrorista. 
 

miércoles, 15 de febrero de 2012

El coste de las becas, por un lector de El País

Hoy copio y pego tal cual un artículo de un lector de El País, publicado el 20 de Septiembre de 2009, pero que he conocido hoy y que, resume, lamentablemente, qué estamos haciendo con nuestros becarios. 

"Estudié toda mi vida con becas. Eso, dicho así, parece una frase hecha, pero no. Estudié toda mi vida con becas, que significan -entre otras cosas- dinero de todos los contribuyentes. Con 14 años, el estado empezó a pagarme 14.000 pesetas anuales a modo de beca para materiales. Tengo 31 años, así que hablamos de 14.000 pesetas del año 1993. Desde los 17 me becaron con 32.000, con lo cual para cuando acabé el instituto el Estado había ingresado en mi cuenta 92.000 pesetas contantes y sonantes.

Entré en la Universidad y también tuve becas, nunca tuve que pagar ni una sola matrícula. A una media de, pongamos, 75.000 pesetas por curso, eso hacen 375.000. Además, recibí una beca escolar que, de media, eran unas 150.000 pesetas anuales: 750.000 en los cinco años. En quinto de carrera tuve, además, una beca de colaboración de mi Departamento. Se suponía que era para aprender investigar, pero lo único que me enseñaron fue a cargar carretillas de papel para la fotocopiadora, hacer funcionar la fotocopiadora y cambiar el tóner de la fotocopiadora. Me pagaron 23.000 pesetas al mes, diez meses. Total hasta aquí 1.447.000 pesetas. Unos 8700 euros.

Recibí cuatro becas diferentes para hacer el doctorado. La primera que acepté era de una fundación que me pagaba cuando le parecía oportuno, no me daba recibos del pago y, además, me metió en líos con Hacienda. En cualquier caso, seis meses a 600 euros, 3600 euros. Poco tiempo después recibí otra con patrones que me timaron en menos aspectos. No me contrataron, pero me hicieron firmar dedicación completa. Trabajé para ellos bajo la miserable forma de una beca: di clases, publiqué en revistas, hice estancias de investigación... pero días cotizados, cero. 800 euros al mes, 36 meses, 28.800 euros en total. A eso hay que sumar tres estancias de investigación en prestigiosos centros del extranjero, a digamos 1200 euros de subvención cada una. Esto ya parece el 1, 2, 3... 41.100 euros de todos los españoles. El último año, por fin, los becarios de investigación conseguimos que se nos hiciera un contrato. A la hora de firmarlo, te daban un papelito donde tenías que firmar que renunciabas a tu baja maternal, en caso de quedarte embarazada. Eso sí que son políticas de conciliación y lo demás cuentos. Nos daban, por primera vez, paga extra. Se la llevó Hacienda, pero la sumo igual. Doce meses, catorce pagas, a 1100 euros, 15400 euros, 56.500 en total.

Ahora viene la pirueta. Después de seis años trabajando para la Universidad, había cotizado un año. Cobré el paro y envié currículos. 630, mi madre lo recuerda bien. Durante mis dieciséis años en el mercado laboral español tuve los empleos más diversos además de la Universidad: guía turística para la tercera edad, traductora de manuales deportivos, profe particular, manufacturera -que no diseñadora- de bolsos y abalorios, dobladora de anuncios de radio... Que no se diga que no lo intenté en varios campos.

Lo intenté con todas mis fuerzas. Me agarré a la tierra de Asturias con pies y manos. Estuve un año en el paro, con una carrera, un máster, un doctorado, cuatro idiomas y dispuesta a trabajar de lo que saliese... pero no salió nada. En unos estaba demasiado formada, en otros no daba, literalmente, la talla -hasta para dependienta de tienda de ropa de adolescentes me presenté-, así que decidí emigrar. El camino fuera de Europa no es sencillo: veo a mis padres por Skype, mi presencia empieza a borrarse de los recuerdos de mis amigas -"¿todavía vivías aquí cuando pasó eso?"- y suplico a las alturas que el señor de inmigración no se quede con mi barra de turrón de Suchard y mis latas de bonito en aceite cuando vuelvo, siempre antes de Reyes, a incorporarme a mis clases en una estupenda Universidad de la soleadísima costa estadounidense del Pacífico. Lo más triste es que soy feliz aquí, a pesar de que veo la tristeza inmensa en los ojos de mis padres.

En resumen, España invirtió en mí, directamente, casi diez millones de pesetas, además de la formación universitaria, y ahora lo está aprovechando otro país: un lugar donde me siento un miembro útil y productivo de la sociedad. El problema más grande es que mi caso no es único. De mis quince compañeros del doctorado, solo dos están trabajando en España, en condiciones lamentables, eso sí, en la Universidad. Solo en nosotros, solo en nuestro pequeño rinconcito de la sala de becarios con sus palomas anidadas en una ventana, el Estado español tiró a la basura 130.000.000. Ciento treinta millones de pesetas que estábamos deseando revertir a la sociedad en aquello para lo que nos habíamos formado, pero no nos resulta posible. Trabajamos un tiempo gratis, mucho tiempo sin contrato, muchas más horas que una jornada estándar, sin sanidad, sin derecho a baja maternal, sin derecho a paro y, sobre todo, sin derecho a quejarnos. Porque éramos unos privilegiados, la creme de la creme de la intelectualidad que iba a llevar a España a cotas nunca antes conocidas. Y eso último es lo único cierto. Somos la generación que va a llevar a España a cotas nunca antes conocidas de desesperación, de frustración, de angustia, de parturientas añosas, de abuelos que van a tener que aprender chino o inglés para preguntarle a sus nietos -por skype- de qué color es la bici que piden a los Reyes Magos en casa de los abuelitos y que les va a llegar por correo."

* Este lector ha pedido expresamente que no facilitemos su nombre.

miércoles, 25 de enero de 2012

Resistir

El 29 de Abril de 2009 escribí "Malas personas", para referirme a un determinado tipo de gente que, en cierto modo, disfruta siendo malvada. Es, quizá, mi entrada más comentada, incluso a estas alturas, que aún recibe, casi una al mes, un comentario de alguien que ha sufrido a esas malas personas. 

Para todos aquellos que, en algún momento de nuestras vidas, hemos convivido con la maldad de los que no saben vivir de otra forma, les dedico esta canción, que es genial, tanto en su letra como en su música y debemos quedarnos con el mensaje final: dispárame, que no caeré, porque soy de titanio. Debemos ser más fuertes que esas malas personas. 


viernes, 20 de enero de 2012

Viernes Literario (I)

Hace casi diez años comencé a mandar un poema semanal a un pequeño y selecto grupo de amigos. Lo llamamos "Adoro la poesía" y se creó una especie de lista de correo en la que yo me encargaba de mandar un poema que me resultaba especial por algún motivo. 

Ayer encontré un libro que creía perdido, "Afinidades afectivas" (Antología de poesía nórdica), regalo del Sr. Skyzos y de otros amigos (es el chiquitito, no el grande) y salió de entre sus páginas el listado de poemas que mandé en su día. 

Me siento con ganas de retomar el blog, quizá no con el tiempo que quisiera, pero desde hoy me propongo, al menos, poner en este muro un poema semanal. Se aceptarán propuestas enviadas a mi correo palabrasquenodicennada@gmail.com. 

Hoy comenzamos con Hans Börli, autor noruego (1918-1989), que publicó tanto poesía como prosa. Espero que os guste. 

ACERO
(1947)

Este arado
is made in Germany. 
Ahí esta cubierto de rocío
fresco y agradable de tocar
como la mejilla de una mujer dormida.

Si el destino lo hubiese querido
el acero de este arado 
hubiese ido a parar
a las fábricas de Krupp en Essen.
Entonces tal vez
-fundido como mortero-
hubiese arado en carne caliente. 

Ahora reposa la tierra
arada en la tarde primaveral.
Y gorjea el aguzanieves
picoteando gusanos entre los surcos.

Y el arado está ahí
embarrado y cándido.
Sabe lo que ha susurrado la tierra
al acariciar la reja.
Pero no sabe nada 
sobre Cherbourg,
Velikije Luki 
ni El-Alamein. 

lunes, 16 de enero de 2012

Facebook mató a las estrellas de los blogs

Hace tiempo, yo tenía un blog que casi actualizaba a diario. Con una vida nada interesante, con un trabajo casi siempre aburrido y con todos mis amigos ennoviados, aún así encontraba la chispa que me hacía escribir tonterías que leían otros y luego comentaban.

Mañana hará ya tres años, ¡¡tres años!! que conocí a Mr. Osako y mi vida cambió. El chute de endorfinas que me dio me hizo atontolinarme y volverme más pasiva respecto a mis dos grandes pasiones: los blogs y el baloncesto. Respecto a este último, sólo os diré que estoy totalmente desconectada y que, incluso, no he ido a ver al Estudiantes cuando vino a Murcia hace dos semanas. Respecto al blog, mis entradas desde entonces han sido erráticas, sin gracia la mayoría de ellas y sin más sentido que el de haceros ver lo feliz que era, lo bien que iba la relación, lo bien que fue la convivencia, los preparativos de boda... vamos, que mi vida actual ya no es la que era. No digo que sea ni mejor ni peor, sino que es diferente.

Pero, además, a ello se le suma el haberme sumado al mundo Feisbuquero. Al principio, muy principio, me apunté, pero no me gustó el rollo que había (entré por un conocido y sólo lo conocía a él y me agobié y lo dejé). Pero luego, con reticencias, volví a entrar y con ello muchos de mis amigos y, por tanto, piqué.

Debo deciros que en dicha red social, yo no soy yo, soy mi alter ego y me niego a dar mi verdadero nombre o a poner mis fotos. Tengo un dibujo como avatar y mis amigos saben que no pueden etiquetarme en las fotos, aunque salga mi persona. Además, mantengo bien a raya mis contactos, de hecho sólo tengo 63 y a todos los conozco personalmente. De hecho, creo que me sobra alguno, pero por respeto, voy a dejarlos como están.

Lo cierto y verdad es que antes, lo primero que hacía en el día, si no tenía otra cosa pendiente, era escribir el post que llevaba rumiando en la cabeza. Ahora no, lo primero que hago al sentarme en el ordenador es ver cómo está FB.

Sólo me he resistido a una cosa: me niego a tener un móvil con conexión a internet y enlace directo a las redes sociales. Quiero que mi tiempo de ocio siga siendo mi tiempo de ocio, por eso algunos que me leen y son amigos del FB saben que durante los fines de semana apenas actualizo, estoy viviendo mi tiempo con otros quehaceres.

¿Y vosotros, podéis pasar sin actualizar el estado de FB más de dos horas?