miércoles, 31 de octubre de 2012

Pienso como un abogado

Me encanta ver qué poco sabe la gente de la Justicia en España y de la abogacía en este país. Tanto, como para que un científico reduzca una línea de trabajo legal a que los abogados construimos una realidad tras llegar a una conclusión y no a la inversa, investigando para llegar a un conclusión. He leído este post de Pere Estupinya, un bioquímico que escribe desde Washington DC. 

Textualmente, dice respecto a unos abogados conocidos "... Me dicen que les llega un cliente pidiendo que defienda sus intereses en un caso, se plantean unos objetivos, y empiezan a buscar pruebas que los respalden. Aparentemente lógico. No nos suena extraño. Pero no puedo dejar de pensar que representa el proceso inverso de la metodología científica: el investigador primero busca evidencias y luego saca conclusiones. En cambio el abogado parte de unas conclusiones y a posteriori busca pruebas para defenderlas. Incluso trata de esconder las que le sean contrarias. Algo chirría..." 
La base de nuestro Derecho moderno está en la norma escrita y codificada por materias (Código Penal, Código Civil, Leyes procesales...). Y el trabajo de un abogado pasa por interpretar la norma, norma que se hace en un momento histórico determinado y que con el tiempo, no cambia tan rápido como cambia la sociedad. Torres muy altas debieron ceder para que en este país todo el mundo tuviera derecho a un juicio justo, a un abogado en su defensa y a que se le escuchara en un pleito. Todos mis clientes tienen derecho a una defensa justa, sean simples padres que quieren divorciarse, drogadictos que roban bajo los efectos del "mono", comunidades de vecinos estafadas por albañiles chapuceros o parados que no quieren que los echen de sus casas por no poder pagar el alquiler o la hipoteca.

Cuántas veces los abogados hemos oído decir que trabajamos mejor cuando cobramos mejor. En 8 años no sólo no me he hecho rica, sino que estoy con el agua al cuello de lo poco que gano. Y, como yo, el resto de la mayoría de compañeros, a los que también nos afecta esta crisis. El grueso de la abogacía de este país lo componemos autónomos que trabajan agrupados para pagar menos gastos, en torno al 85% de abogados españoles.

El sistema americano de Justicia no es aplicable en España, no es un ejemplo a seguir. La gente tiene en la mente las pelis de juicios americanas, pero si se informan un poco, con un mínimo de rigor, sabrías que en España somo como la serie "Turno de Oficio", aquella de los años '80. En Europa se sigue el llamado Derecho Continental, basado en la codificación de la norma (instaurada por Napoleón Bonaparte) y en EE.UU. se sigue el Derecho Anglosajón, basado en las sentencias anteriores, ya que, por tradición, no hay norma escrita.

Antropológicamente está demostrado que cuánto más grande es una sociedad (aldea, pueblo, ciudad, país) más necesarias son las normas de convivencia y, entre ellas, están las normas legales. Normas que todos queremos aplicar a nuestro antojo, pero que los abogados debemos decir al cliente lo que se puede y no se puede hacer.

Por último: las pruebas para un caso no se buscan. Están ahí o no están. Si tienes que buscarlas, es que las vas a "fabricar" y estarás mintiendo, serás un mal abogado.