miércoles, 3 de junio de 2009

ASESINATO (3ª parte)

(Continuación)
La vista oral (o sea, la celebración del juicio) se había previsto algo larga, por eso se dividió en tres sesiones, una cada día: en la primera sesión se eligieron los jurados y se practicaron las alegaciones preliminares; en la segunda se practicó la prueba y los informes finales y en la tercera se determinó el objeto del veredicto.

De la primera sesión ya os comenté la elección del jurado, con sus pros y sus contras. Luego la Secretaria Judicial leyó los escritos de calificación provisional de las partes (dos de acusación y uno de defensa). Dichos escritos son los que sirven a las partes para determinar cómo creen ellos que ocurrieron los hechos, con una descripción detallada de los mismos; también se determina el delito que creemos que se ha cometido, la calidad del autor en cuanto a la autoría (si es autor directo o cooperador o cómplice, etc), las circunstancias que pueden modificar la conducta (atenuantes -o beneficiosas para el reo- y agravantes -o perjudiciales para el reo), la pena que deseamos que se le imponga y, por último, la responsabilidad civil por los hechos.

Tras esa lectura, las partes tienen la palabra: primero habla el fiscal, luego la acusación particular y, por último, la defensa.

Y ahí es dónde cada uno debe lucirse ante el jurado, en su primera toma de contacto real, como en las pelis.

Pero a diferencia de lo que se ve en el cine o la TV, que sólo vemos pelis sobre juicios estadounidenses, aquí llevamos toga, estamos sentados justo enfrente del jurado (y no enfrente del juez) y no nos levantamos del sitio. Entra en juego la labia de cada uno y su expresividad.

Mi primera intevención fue un asco: corta, pobre y encorsetada al guión que llevaba preparado. Guión que, en vez de ser esquema, era resumen de 2 folios. La fiscal se lució bastante y me dio un par de vueltas, pero el abogado de la defensa desplegó sus 20 años de experiencia en la abogacía, sus 10 juicios del jurado anteriores y su buena labia para darnos a todos una lección magistral de lo que debe ser una alegación previa, una primera interveción ante un jurado. Estuvo tan bien que hasta la fiscal murmuró por lo bajini que es que lo había dicho todo el primer día y no había dejado nada para el alegato final.

Tras esa intervención, se suspendió el juicio hasta la sesión del día siguiente.

(Continuará...)

2 comentarios:

hm dijo...

Me tiene en ascuas...

Verificación brities... como los sajones son los que saben de jurado, voy a crear el premio brities... a ver si gana el juicio y le doy uno (brities, no britneis)

Unknown dijo...

Que cangueee!!! Que miedo!!! Yo no hubiese podido.