martes, 29 de marzo de 2005

Sobre la incapacidad de abrazar (o maneras de padres e hijos)

El pasado fin de semana estuve en la casa de la playa de mis padres con unos amigos: A. B., C. y F. Habíamos ido al Puerto de Mazarrón (Murcia), porque eran las fiestas de San José y M Clan tocaba en la playa de gratis y, como nos gusta mucho a todos, propuse mi casa como cuartel general.

Después del concierto, ante la duda de si salir o no, decidimos ir primero a casa a tomar unas copas y luego ya veríamos. Nos sentamos alrededor de la mesa y nos pusimos a hablar, de mil cosas. No sé cómo, la conversación derivó hacia el trato que tenemos como amigos. Que si nos llamamos a menudo, que si nos queremos mucho… En esto, que nos ponemos en el sofá A. B., C.y yo, que me planté en medio y nos echamos la manta por encima. C. me cogió de la mano por debajo de la manta y A. B. dijo algo así como que las manos quietas… Yo me eché a reír y le dije que no sabía tener trato físico con la gente. Ella, con su aire chulesco (que es la risa) me suelta una de sus frases favoritas, algo así como “¿pero qué me estás contando?”. Yo le dije que no sabía abrazar.

Es una de las personas en las que más confío, a la que puedo pedirle cualquier cosa y sé que hará todo lo posible para conseguírmela, pero no sabe abrazar e, instintivamente, rechaza el contacto físico. Le dije que ella nunca tocaba a la gente, ni se dejaba tocar con facilidad, el simple roce le produce cierto rechazo. Entonces le preguntamos si de pequeña sus padres la abrazaban, la besaban, la tocaban… Y me dice que de qué coño le estoy hablando, si su madre es una chapada a la antigua que con 5 años la metió en un colegio de monjas sin niños hasta los 17, que por supuesto que su madre no la abrazaba y su padre tampoco.

En ese momento me acordé de cómo compartía los fines de semana la cama con mi padre cuando mi madre se iba a trabajar al hospital y de la de veces que me he bañado con ellos o con mis hermanos en la ducha. Resulta que C. y F. también habían tenido ese tipo de contacto con sus padres y hermanos y ella se justificó diciendo que es que nosotros éramos de pueblo.

De pueblo o no, lo que es cierto y verdad es que A. B. fue una niña con poco afecto físico en su infancia y ahora no sabe demostrar su amor por los demás con afecto físico. Reconoció que en sus relaciones con chicos, todos le han dicho que es muy fría, que nunca va de la mano de un novio, que no se besa en público…

Yo reconozco que soy muy de besos y de cariñitos y de abrazos, no sólo con mis parejas, sino con mis amigos en general. Beso todas las mañanas a mi padre cuando coincidimos en el aseo, a mi madre cuando se levanta, a la abuela (si está despierta) cuando me voy. Y cuando llego a mediodía, el ritual es el mismo: más besos.

Si estoy mucho tiempo sin ver a un amig@ o a uno de mis prim@s, lo primero que hago es besarl@ y darle un buen abrazo, para ver si siento los latidos de su corazón (no siempre se consigue, sobre todo si es chica, chocan los pechos).

Lo ideal sería terminar diciendo que todo es fruto de la educación de mis padres, aunque puede no ser verdad. Mi hermana es igual que yo, pero mi hermano no soporta un beso de nadie de la familia, aunque puede ser debido a su pasado de niño-enfermo-ingresado-en-hospital y de la cantidad de besos que tuvo que soportar durante años.

Por lo tanto, lo mejor es terminar diciendo que abracéis a vuestros hijos, porque es una de las maneras más bellas que existen para expresar el amor. Y porque a mí me encanta que me abracen y quiero que vuestros hijos sean capaces de abrazarme un día de éstos…

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