jueves, 15 de octubre de 2009

JC1

Como cada año, he vuelto a nadar. Pero he cambiado de piscina, este curso, la mía, a la que acudí durante 13 años, ha sido reservada exclusivamente para los clubes de natación de la ciudad.

Imaginad una zona emergente entre el límite de Murcia city con una pedanía. Una amplia avenida los comunica, con el primer tramo de tranvía de la ciudad, es zona de expansión urbana, residencial y empresarial. De repente, un gran edificio gris de acero y cristal (otro más) con unas instalaciones de lo más variopintas: oficinas, hotel, parking, piscina y gimnasio.

La especial idiosincrasia de todo esto, no es la amalgama de servicios que nos vamos a encontrar, sino que se ha cedido suelo público a una empresa privada para que construya esas instalaciones. A cambio, of course, ha tenido que fijar precios públicos en las instalaciones deportivas. Puede que os parezca normal. Pero no lo es del todo, cuando al colegio público que hay al lado le han quitado (literalmente) parte de su patio de recreo para hacer el edificio correspondiente al hotel. Espero, al menos, que por los siglos de los siglos, ese colegio tenga clases de natación gratis para sus alumnos, porque si no, la compensación económica no les habrá salido rentable (sobre todo porque esa compensación seguro que iría a parar a las arcas de la Consejería de Educación, que todos sabemos en Murcia cómo funciona y como está, a los hechos me remito y si no, que le pregunten a los padres de los niños y adolescentes que dan clases en módulos prefabricados).

Bueno, a lo que iba. Las instalaciones son nuevas, modernas, con dos piscinas (una grande y otra para niños), hay numeroso material y todo nuevo, vestuario para niños y niñas y para adultos y adultas, taquillas en los mismos, pero (tenía que haber un pero) los vestuarios son pequeños (la zona en la que te cambias se aturulla de gente que sale de un turno y entra a otro), huelen mal (y no me refiero que huelan a pies) y sólo hay 2 wáteres para toda la caterva de mujeres que nos juntamos, lo cual produce overboking, sobre todo cuando las adolescentes pudorosas, les da vergüenza cambiarse delante de las demás y los utilizan como vestuarios particulares). A cambio tenemos que sufrir cómo los del gimnasio se asoman a las ventanas para ver cómo nadamos o hacemos aquagym, pero eso es porque nos tienen envidia y preferirían estar nadando en el agua que sudando en las bicis.

A pesar de todo, estoy contenta, tengo un horario inmejorable (20-20:45), 3 veces a la semana, voy justo al salir del trabajo y me cojo el bus para ir a casa muy cerca. A ver qué pasa cuando llegue el frío invierno, lo mismo me da pereza, aunque espero que no...

4 comentarios:

Sr_Skyzos dijo...

Ése colegio al que le han quitado, literalmente, parte del patio, es el mío. A mí me hace gracia, porque la idea era que los alumnos tendrían acceso libre a la piscina y me parece a mí que a día de hoy, nasti de plasti.

Y esto bajo el auspicio de un gobierno regional del PP, qué risa me entra cuando algunos dicen que la educación se la cargaron los socialistas...

Le poinçonneur dijo...

1. ¿Cómo es que hacéis piscinas? Si creía que el agua os la habíamos quitado toda los catalanes xDDDDD

2. Me gusta que reivindiques el frío invierno murciano. Mi tía, la del barrio del Carmen de la capital murciana, lleva siglos defendiendo que, en invierno, en Murcia no hace frío, cuando yo, en mi época, he visto llegar a helar. Vale que no es Estocolmo, pero la temperatura mínima nocturna solía ser siempre un par de grados inferior a Barcelona, por ejemplo. Claro, que mi tía sería capaz de decir que en Alaska hace bochorno...

Anónimo dijo...

Un día de estos podías mirar precios,horarios y afluencia en la del Colegio Parra, si no te pilla muy lejos.

MM de planetamurciano.com dijo...

Y yo ke odio nadar....