Sobre anónimos

Hace tiempo me prometí que no iba a dar pábulo a los estúpidos comentarios anónimos que se publicasen en el blog. Podría utilizar la opción de "comentarios moderados", como alguna vez ha hecho algún bloguero que se ha visto atacado en su más hondo ser, pero decidí que no era tan importante lo que yo escribía y tampoco sería tan irrespetuoso lo que me contestarían.

Pero ayer atacaron mi trabajo y el de mucha gente, frivolizando con algo que es bastante serio: el maltrato hacia la mujer. Y se hizo en unos términos de irresponsabilidad e ignorancia supremos, extremos y supinos. Se comparó con algo tan irrelevante como la entrada gratis a una discoteca y con algo tan complejo como las medidas que se adoptan tras un divorcio.

Por desgracia todo eso son situaciones incomparables, puesto que no se pueden equiparar.

Algún comentarista (anónimo también) más instruido habló de la diferencia de trato legal que existe cuando la agresión se produce hombre contra mujer (y hay delito siempre) y cuando se produce mujer contra hombre (y puede haber delito o puede ser falta). Yo soy de la misma opinión, la diferencia de trato es inconstitucional, bajo mi punto de vista y de acuerdo a lo que estudié y a lo que aprendí.

Sólo quisiera decirle una cosa al Sr. Primer Anónimo: Imagina por un momento que la que sufre el maltrato es tu madre anciana. O tu querida hermana con la que te llevas tan bien o tu preciosa sobrina a la que te encanta sacar a pasear o tus amigas tan estupendas y divinas de la muerte. Imagínate que te ocultan los hematomas, las heridas, los gritos, los insultos, la dominación, el aislamiento... Aunque quizá no seas capaz, porque tu mundo se circunscribe a tu estrecho círculo y porque eres tan apático que no puedes ponerte en la piel de los demás y, mucho menos, sentir respeto por ellos.

Y si no te gusta lo que escribo, la puerta está abierta. Cuando salgas, ciérrala con cuidado, por favor.