Mucho se está escribiendo y diciendo estos días sobre el procedimiento abierto en la Audiencia Nacional y que Garzón está dirigiendo respecto a la imputación al anterior régimen dictatorial de los llamados "crímenes contra la Humanidad". Igualmente, mucho he discutido con cierto amigo y por más que lo intentamos, no conseguimos acercar posiciones.
Mi respuesta sería la misma que ha escrito el Catedrático de Dº Penal de la Universidad de Cantabria, Francisco Javier Álvarez Garcia, en el diario La Verdad, publicada el pasado viernes 17 de Octubre (y que supongo que aparecería en los diarios del Grupo Vocento). Cito textualmente todo el análisis que elabora:
ES UN ERROR
La argumentación plasmada por el juez Baltasar Garzón en el auto difundido ayer constituye un error.
Primero, porque la Ley de Amnistía de 1977, votada también por los diputados socialistas y comunistas, declaró amnistiados "todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día 15 de diciembre de 1976". Por tanto, comprobada la aplicabilidad de esa Ley, se deberían archivar las actuaciones, las cuales no cabe comparar con el caso argentino o chileno, porque la ilegitimidad de las amnistías en ambos países radica en que los propios criminales se "autoamnistiaron". en España, en Cambio, todos juntos decidieron acabar con la Guerra Civil. Nadie, desde el Derecho nacional o el internacional, puede poner en duda nuestra Ley de Amnistía.
En segundo lugar, en España rige el principio de que todos los delitos prescriben con el paso del tiempo. Sólo recientemente (2003 en nuestro Código Penal y 1970 en el Derecho internacional) se excepcionó lo relativo a delitos de lesa humanidad y genocidio. Pero esa cláusula no es retroactiva, pues atacaría los principios de seguridad jurídica e interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos.
En tercer lugar, el auto incurre en fraude de Ley -el más monumental de la historia del Derecho- al tratar de salvar los problemas de irretroactividad y amnistía y, a la vez, aplicar las leyes de Nuremberg y todo el Derecho internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial. Así, crea la ficción de que los "desaparecidos" en la Guerra Civil son personas detenidas ilegalmente, que continúan desaparecidas, pero vivas y que, por tanto, se continúa cometiendo el delito de detenciones (que, supongo, se seguirá cometiendo hasta que se considere que biológicamente ya no es posible hablar de la continuación de l vida). Lo que, obviamente, es un flacia y ofende el sentido común y la piedad. Y el auto es un error porque, aunque lo niegue explícitamente, abre "causa general" contra toda la Guerra Civil, asumiendo Garzón el papel de supremo juez/historiador de España.
Por último, es sorprendente ver un auto con notas a pie de página, entre las que se incluyen un ensayo del propio Garzón, y más aún leer que pide el certificado de defunción de Franco y otros responsables de la sublevación. Pero, ¿es que Garzón desconoce el concepto de lo notorio?
(Las negritas son mías).
Sólo por el hecho de que desde el punto de vista legalista se están aplicando leyes con efecto retroactivo, el procedimiento está viciado.
Creo, sinceramente, que Garzón se esta ganando a pulso lo que el ABC califica como "garzonada", ya que últimamente sólo se dedica a actuaciones exhibicionistas, desproporcionadas e inconsistentes, con el único fin de aparecer en los papeles. Como si la Audiencia Nacional no tuviera trabajo pendiente.
Si lo que desea es dar autorización a las familias de los desaparecidos para que excaven en las fosas comunes y puedan enterrar sus restos, que lo haga, pero que no coja las leyes y haga con ellas lo que se le antoje, puesto que estaremos dando al traste con la poca seguridad jurídica que aún queda en este país.