miércoles, 16 de diciembre de 2009

Los hombres que no amaban a las mujeres (y las mujeres que no se amaban a sí mismas)

En la última guardia que tuve de viololencia doméstica sólo tuve una asistencia, la cual se desarrolló por unos derroteros inesperados.

A las 9 de la mañana me llamaron del 112 para comunicarme que había un caso en un pueblo de Murcia y que estábamos citados en el juzgado a las 10. Como siempre sé cómo van estas cosas, llegue un poco más tarde y aún así, los únicos presentes en el juzgado éramos el guardia jurado, el funcionario y yo, ni siquiera había ido mi cliente.

Sobre las 11 llega la víctima de violencia, joven madre de 23 años, con una niña de 15 meses. Comenzamos a hablar de lo sucedido y me cuenta que ha sufrido un maltrato físico continuo desde el miércoles (y era sábado), que de madrugada se presentó la Guardia Civil en su casa y se la llevó al hospital y a él lo detuvieron. Tenía un parte con diversos golpes por el cuerpo y el labio partido.

En apenas 1 hora me estuvo contando el infierno diario que vivía con su pareja, algunos años mayor que ella. También me contó que no era la primera vez que sufría agresiones de una pareja, que ya había sido asistida por ser víctima de violencia con el padre de su hija. Me comentó que incluso la obligaba a mantener sexo con terceras personas.

Intenté apoyarla y decirle que todo saldría bien, pero la apatía que encontraba en sus respuestas me preocupaba mucho. Cuando le comenté si no tenía el apoyo de su familia, una risa descarnada salió de su boca y me dijo que para su familia ella era una vergüenza, que sus padres no podrían soportar la idea de tener que volver a verla en un juzgado porque ellos, familia de rancio abolengo en el pueblo, "no eran carne de juzgado".

Eso fue algo que me sorprendió mucho, la verdad. Para el padre de la chica, de una educación estricta y severa, las apariencias estaban por encima de cualquier cosa, bajo ningún contexto o pretexto sus padres podrían volver a pasar la bajeza de verse otra vez en boca de todos por tener a una hija víctima de un maltratador, por lo que ella nada diría a sus padres.

Esto me hizo pensar muy mucho en el libro de S. Larsson, "Los hombres que no amaban a las mujeres". En él se cuentan una serie de batallitas familiares de unos individuos que infravaloran a la mujer hasta el punto de llegar al asesinato. Sin embargo, hay alguien que rompe con todo y, lejos de apocarse y quedarse a la merced de esos hombres, logra salir adelante.

La comparación con la situación que tenía delante era evidente para mi. Mi cliente se encontraba rodeada de un grupo familiar que sometía a la mujer a los dictados de la conciencia e ideas de la figura paterna. Si era una vergüenza denunciar por maltrato, debía retraerse todo a la nada y dejar las cosas como estaban, a pesar de que fueran los vecinos quienes realmente denunciaron la situación a la G. Civil.

No sólo existen hombres que no aman a las mujeres y que las obligan a doblegarse a sus órdenes, es que también hay mujeres que piensan que deben estar sometidas a los dictados de sus hombres.

Hay mujeres que no se aman a sí mismas y que evitan declarar en el juzgado.

Hay mujeres que retiran las denuncias por maltrato, porque tienen roto el corazón, las ideas y la autoestima.

Mientras haya mujeres que no se amen a sí mismas, existirá el maltrato.

8 comentarios:

hm dijo...

Joder, pobre mujer... el maltratador es un cerdo, pero para mi es, con mucho, peor lo del padre...

Siriade dijo...

¿Pero al final retiró la denuncia? Y si son los vecinos los que denuncian y la chica decide dar marcha atrás, con las pruebas que hay no puede juzgarse al maltratador?

MM de planetamurciano.com dijo...

Lo peor es ke da la impresión de ke esa manera de educar no la vamos a poder evitar NUNCA.
Gran post, ke lo sepa.

Le poinçonneur dijo...

Estupendo post, MEG.

vainilla dijo...

Pues triste y cierto es en el 90 por cien de estos casos. Tambien en el de esos padres desalmados que lejos de acoger a sus hijas y nietos los repudian como si aún vivieramos en la edad media.

Anónimo dijo...

Bien dicho

Sra. Amparo dijo...

Pues es una auténtica pena que pasen estas cosas, y lo de la familia ya me parece de traca. Ella no se ama a sí misma porque los demás que debieran amarla no lo hacen. Así luego que pasen cosas como hijos que maten a sus padres, te destrozan la vida, la que no quieres vivir.

Para cuando haya alguna ocasion o se escriba algo del tema, conm ligeros toques la podrias mandar a algun sitio para que se publique.

Anónimo dijo...

Pues sí, muy bien expuesto todo. ¿Te importa que te cite en alguna clase con adolescentes quinceañeros? Tu testimonio es especialmente válido, como mujer y como profesional.

Deyanira