lunes, 19 de abril de 2010

Lentejas 2.0

A punto de cumplirse 4 semanas desde que inicié mi andadura personal de convivir con mi santo esposo, hay algunos aspectos de la convivencia que deben ser resaltados.

Uno de tantos (entre la plancha, recoger la ropa y ordenar la casa) es el cocinar. Aunque tengo un moderno robot de cocina que, supuestamente, se programa y te guisa el solito, aún tenemos nuestras dudas sobre él y preferimos hacer la comida a la manera tradicional.

El primer día que me puse manos a la masa decidí cocinar lentejas (si quieres las tomas, si no las dejas). En casa de mi santa madre, la Marquesa de Coñohondo, se utiliza un tipo de lenteja, denominada pardina, pequeña y que no necesita remojo previo, muy buena y muy sabrosa. Mi señor esposo tenía en su despensa un hermoso bote de lentejas gordas y orondas que no eran de dicha denominación de origen. Decidí seguir, paso por paso, la receta de mi madre con aquellas lentejas. Resultado: no se cocieron las mismas, porque deberían haber estado en agua como unas 8 horas y no hubo quien se las comiera.

El segundo día que dije de cocinar lentejas fue el viernes pasado. Esta vez ya contaba con la materia prima esencial, la lenteja pardina y decidí poner la olla con to' lo suyo a funcionar. Pero en esto de que llega mi señor esposo antes de tiempo y la comida no está hecha. Esperamos hasta el tiempo justo para que la lenteja vaya quedando cocida para añadir las patatas y que se cuezan lo último. En sus ansias por comer pronto, mi Churri del Amor eleva el fuego lento de las lentejas al máximo. Y se va a ver a los canarios. De repente, un olorcillo desagradable se extiende por la casa y, cuando me acerco al fogón, las lentejas se han pegado.

Definitivamente, no servimos para cocinar lentejas.

jueves, 8 de abril de 2010

Rizzo, el erizo

Muy mal lacertados estuvieron los publicistas que le recomendaron a la compañía de seguros Génesis que utilizara un erizo para promocionar sus paquetes de seguros de automóvil. Lo digo porque raro es el día que no veo un erizo atropellado por la autovía.

Los que vamos desde los pueblos de la Región de Murcia a Murcia city a trabajar solemos utilizar las estupendas autovías y carreteras nacionales que tiene esta región. En concreto, la que yo utilizo, atraviesa campos de ríos, bad-lands lunares y cañadas hermosas de putrefacto olor. Pues bien, en ese trayecto de apenas 25 minutos, en esta primavera redentora de flores y pólenes alérgicos, los erizos intentan cruzar la autovía para pasar al otro lado y encontrar una eriza (y/o viceversa) para poder casarse, formar una familia y tener muchos erizitos que te lleguen a las mil de madrugada, te sableen el monedero con peticiones estúpidas, absurdas y caras y te tengan con el alma en vilo cuando te llegan las notas, justo antes de ver que has pagado la última letra de la hipoteca de tu agujero de erizo y que la palmes en paz.

No son pequeños ejemplares como podáis imaginar, sino más bien como el erizo Rizzo que sale en los anuncios, son más grandes que una rata y menos que un gato o un conejo, se le ve perfectamente el bicolor de sus púas aplastadas contra el asfalto y su morrillo en punta. Me da mucha pena verlos así porque me parecen unos animalillos más o menos entrañables, pero me hacen recordar el anuncio de seguros para coches de Génesis y pensar, obviamente, que no es el mejor ejemplo de animal representativo, teniendo en cuenta que hoy, por ejemplo, he contado 5 erizos atropellados.

martes, 6 de abril de 2010

CANTO A MURCIA

No quiero repetirme, pero es que es oír esta canción y que se me pongan los pelos como escarpias, oigan.

Original de la zarzuela "La Parranda", del maestro Francisco Alonso (1928, sobre texto de Luis Fernández Ardavín), el Canto a Murcia se ha convertido en el himno popular (que no oficial) de Murcia. Aquí os la dejo interpretada por Plácido Domingo.



CANTO A MURCIA

En la huerta del Segura
cuando ríe una huertana
resplandece de hermosura
toda la vega murciana.
Y en las ramas del naranjo
brotan flores a su paso
huertanica de mi amor
tú eres pura
y eres casta como el azahar.

En la huerta del Segura
cuando ríe una huertana
resplandece de hermosura
toda la vega murciana.
Y mirándose al pasar
en la acequia del jardín,
en el agua se reflejan
como flores que salieron
para verla sonreir
como flores
que salieron para verla sonreir.

Huerta
risueña huerta
que siempre frutos
y flores das.
Murcia
la que cubierta
en todo tiempo
de flor estás.
Murcia
son tus mujeres
gala de tu palmar.
Murcia
qué hermosa eres
tu huerta
no tiene igual
(bis).

En la huerta he nacido
para amar y vivir.
En tu campo labrado
con noble trabajo
me quiero morir.

jueves, 1 de abril de 2010

Micropost (XXXII)

Voy al revés del mundo: cuando todos seguían trabajando, yo empezaba mis vacaciones y las utilizaba para reubicarme en mi nuevo hogar.

Ahora que todos salen de vacaciones, yo me pongo a trabajar.