El martes pasado estuve de guardia de violencia doméstica y estuve acompañada de dos simpáticas y expectantes y futuras secretarias judiciales. Habíamos hablado ya varias veces de que me acompañara SIE a una de las guardias y se apuntó una compañera más y allá que nos fuimos las tres al Juzgado de Violencia sobre la Mujer a ver qué nos deparaba el día.
Nada más llegar, entrega de atestados y entrevista con las mujeres agraviadas. Tres casos diferentes, que desembocaron en tres soluciones diferentes.
En la primera, quizá la más errónea, la mujer denunciante retiró los cargos contra su marido y se archivó el caso.
En la segunda, la más tumultuosa, comprobamos que a veces el sistema se equivoca y filtra como maltrato familiar una riña tumultuaria entre ex-cónyuges y sus actuales parejas, asunto que no es maltrato porque es más una simple discusión que llega a las manos que otra cosa. El caso se citó para juicio rápido para esta misma semana.
Y en la tercera, se dio el caso prototípico de violencia sobre la mujer. Había un marido que había anulado tanto psicológicamente a la mujer que ella nos justificaba el maltrato sufrido porque era culpa de ella. Había unas justificaciones a los moratones en plan "es que ella se cae y se da golpes" que era de pura vergüenza ajena el escucharlas y había una mujer que se desmoronó llorando cuando la jueza le preguntó por sus lesiones. A todo esto, se le añade que también había no uno, sino tres partes de lesiones con distintas heridas, dos de los cuales ya los había mandado el servicio de urgencias al juzgado (aunque por proximidad, no se habían registrado todavía). En este caso se ha seguido el procedimiento más largo de instrucción y la víctima y el agresor ha npasado a ser examinados por el médico forense, no sólo de las heridas físicas que existen, sino también del grave maltrato psicológico que ha sufrido durante muchos años la mujer y del maltrato ejercido por el marido.
Cuando hicimos el descanso para almorzar, mis acompañantes me confesaron que nada era como habían imaginado, ni el funcionamiento de la oficina judicial, ni la toma de declaraciones, ni nada de nada.
Eso sí, creo que fue una experiencia nueva para ellas, de la que pueden sacar en claro muchas cosas.
Nada más llegar, entrega de atestados y entrevista con las mujeres agraviadas. Tres casos diferentes, que desembocaron en tres soluciones diferentes.
En la primera, quizá la más errónea, la mujer denunciante retiró los cargos contra su marido y se archivó el caso.
En la segunda, la más tumultuosa, comprobamos que a veces el sistema se equivoca y filtra como maltrato familiar una riña tumultuaria entre ex-cónyuges y sus actuales parejas, asunto que no es maltrato porque es más una simple discusión que llega a las manos que otra cosa. El caso se citó para juicio rápido para esta misma semana.
Y en la tercera, se dio el caso prototípico de violencia sobre la mujer. Había un marido que había anulado tanto psicológicamente a la mujer que ella nos justificaba el maltrato sufrido porque era culpa de ella. Había unas justificaciones a los moratones en plan "es que ella se cae y se da golpes" que era de pura vergüenza ajena el escucharlas y había una mujer que se desmoronó llorando cuando la jueza le preguntó por sus lesiones. A todo esto, se le añade que también había no uno, sino tres partes de lesiones con distintas heridas, dos de los cuales ya los había mandado el servicio de urgencias al juzgado (aunque por proximidad, no se habían registrado todavía). En este caso se ha seguido el procedimiento más largo de instrucción y la víctima y el agresor ha npasado a ser examinados por el médico forense, no sólo de las heridas físicas que existen, sino también del grave maltrato psicológico que ha sufrido durante muchos años la mujer y del maltrato ejercido por el marido.
Cuando hicimos el descanso para almorzar, mis acompañantes me confesaron que nada era como habían imaginado, ni el funcionamiento de la oficina judicial, ni la toma de declaraciones, ni nada de nada.
Eso sí, creo que fue una experiencia nueva para ellas, de la que pueden sacar en claro muchas cosas.
3 comentarios:
Y también estaremos en el juicio, al grito de AUDIENCIA PÚBLICA.
Totalmente diferente. Pero no a lo monty pithon "and now something completely different", diferente como una castaña a un huevo. Y estaremos eternamente agradecidas a Meg por enseñárnoslo de antemano y no dejar que lo averigüemos en nuestras propias carnes ;)
También quedamos sorprendidas de que la plantilla de los juzgados sea como el juego de las sillas musicales: la agente pasó a ser tramitadora sustituta cuando la tramitadora pasó a ser gestora sustituta cuando el gestor pasó a ser secretario judicial cuando el secretario... y así sucesivamente
Está muy bien que escribas sobre estos temas, a ver si así se conciencia más de uno y dejamos de vivir en el siglo XVIII para vivir por fin en nuestro siglo.
Saludos, buen blog.
Sara.
Una experiencia estupenda :) Sí, te estaremos eternamente agradecidas... Viene muy bien ver con tus propios ojos lo que llevas años estudiando y sólo puedes imaginártelo porque no tienes ninguna referencia.
Por cierto, no había expedientes acumulados en las mesas ni en el suelo, eso también fue una sorpresa (!)
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