Allá por el 2 de Abril de este año caí malita. Muy malita. Con fiebre, escalofríos de la muerte, dolor de huesos, de dientes, de uñas, de pelo, de todo lo que pudiera dolerme, vamos. Y, además, tenía encima el dolor más metafísico de no poder llegar a tiempo a deshacer la enorme montaña de trabajo pendiente que tenía en la mesa de despacho y, mucho peor, de no llegar a desmontar de nuevo mi despacho y trasladarlo a otro para que los amables señores de la tarima flotante instalaran la susodicha tarima flotante en mi reluciente y nuevo despacho.
Pues oyes, que si quieres caldo, pues toma dos tazas. La fiebre persistió durante el viernes y anuncié en la academia donde doy clases los sábados que estaba malita y que no podría ir a dar clase. Y tan malita me puse que alcancé los 40.3º celsius en la madrugada del viernes al sábado. Y mi señora madre amantísima que me quiere un montón estuvo dos horas a mi lado esperando que me bajara la fiebre. Y el sábado fui al médico a que me dijera algo, pero no me dijo nada que no me dijeran el jueves en urgencias. Y, además, llegaban a comer las primas de Barcelona y había que hacerles compañía.
Total, que los astros se estaban conjungando para tener un comienzo de semana santa de mierda, menos mal que acerté el jueves a echar unas apuestas del euromillón y algo tocó (10 euros y pico).
El domingo, con las de Barcelona repartidas por las casas de Dios (mi dulce prima Noelia cayó en la mía), comida familiar y de nuevo la fiebre a casi mil. Bueno, vale, sólo fueron 39.9º celsius, pero eso de que andara rondando de nuevo los 40... pues el lunes al médico y a ver qué me decía.
Pero como no todo iba a salir mal, pues resulta de que los de la tarima retrasaron su venida a este nuestro despacho un día y el mismo lunes fui a mi médica de familia, que me mandó un análisis de orina para el día siguiente de urgencia y luego me fui al despacho con fiebre (y sin que mi señora madre lo supiera) a desmontar el chiringuito, armada de un señor padre prejubilado y un señor hermano enfermero que trabajaba por la tarde y así, dale que te pego, rapidito y con prisas, desmontamos todo a la velocidad del rayo y volvimos para casita, donde me volví a meter en la cama. Y me volvió a dar fiebre.
Y el martes mi señor padre llevó mi pis al Centro de Salud, yo volví a tener fiebre, me enteré de que Mari Trini se había muerto en el Hospital que hay cerca de mi despacho, intenté ponerme a estudiar y me vino un dolor de cabeza horrible, dormité, me volvió a dar fiebre, mi señor padre recogió el análisis de orina en el otro Hospital de Murcia y nos asustamos hasta lo insospechado, porque tenía (y no exagero, os lo juro) 1.816'14 leucocitos en orina sobre una base de 0 a 20. Así que hablamos con mi vecino que también es médico de familia y me dijo: maricarmen, infección de orina, a tomar antibióticos. Y así empecé, con mucha agua, mucho antibiótico, analgésico y a relajarse.
El miércoles ya menos fiebre, mucha agua, comida en la huerta de mi tío el huertano, a la que mi señor padre amantísimo me llevó en el último momento y me devolvió a casa enseguidica (ains, eso sí que es un padre que me quiere). Me tocó echarle de comer a los pollos, bajo la amenaza de un supuesto pollo asesino que no se tiró a picarme cual Godzilla japonés (lo mismo me olió la infección y pensó que yo era una maricarmen radioactiva o algo así), hacer las ensaladas (me extrañó que me dejaran tan importante tarea, con todos los alimentos toqueteados por mis manos infecciosas) y comí poquito, porque me conformé con una morcilla, un poquito de longaniza y pan con tomate.
El miércoles por la tarde la familia propia y la barcelonesa disfrutaron de la procesión de los coloraos de Murcia city y yo me dediqué a hacer cuadritos de lana para mi futura manta de sofá de cuadritos de lana y a paliquear por internete con mi CdA, al que tenía muchas ganas de ver y con el que quedé en que si estaba mediobien el jueves, me ayudaría a montar el despacho.
El jueves fue entrar en el despacho y decir ¡¡ooooooooooooohhhhhhhhhhhhhh, qué bonito!!, porque la tarima flotante es un lujazo una vez que está puesta. No es tanto lujazo limpiar el extraño polvillo verde del que está hecha, pero pisarla y admirarla es un lujazo. Y tener un CdA fuertote y amoroso también es un lujo, porque me ayudó mucho y en un pispás estaba todo montado y colocado y dispuesto para disfrutar. Pero como era ya la hora de comer, hala, a mi pizzería favorita a disfrutar de las mejores pizzas de Murcia city. Y luego, un palo catalán. Y luego, a casa a recoger la maleta y a tirar pa' su pueblo.
Viernes, sábado y domingo en compañía del CdA han sido geniales, porque me ha mimado, me ha cuidado, ha estado pendiente de mi en todo momento. A cambio, le he hecho torrijas de semana santa. Y huevo rellenos. Y pechugas al vino blanco. Y gambas al ajillo. Y más cosas. Y ha descubierto que soy una excelente cocinera (y ya, definitivamente, lo he conquistado, porque como todo el mundo sabe, a un hombre se le conquista por el estómago).
También hemos salido de cena con sus amigos, hemos visitado a otra pareja que han sido papás hace poco, he visitado el museo de un aficionado al cine de esos para salir en la tele, con sus dioramas hechos a mano de escenas de pelis (increíble la casa de Psicosis en marquetería, con sus luces y todo), he visto las espadas láser de la Guerra de la Galaxias, que se encienden y hace "fiun, fiun" cuando se mueven, he visto el autógrafo de Charlton Heston... También hemos tenido barbacoa-cena fría en Los Alcázares con el Rey del Gore murciano y ha sido muy divertido todo.
Las sesiones de sofá, peli y palomitas han sido, por este orden, Love Actually, Amelie y Bodies of Lies (que no recuerdo la traducción al español).
Este lunes la vuelta la trabajo no ha sido especialmente dura, porque he decidido que no me lo debo tomar todo a la tremenda, si sale, sale y si no sale... pues mi salud es lo primero.
Y mañana, el Bando de la Huerta, que es algo así como una Bacanal total de Murcia city.