Después de ver Mérida y Navalvillar de Pela, Casas de D. Pedro, el embalse del Orellana y los inmensos campos de arroz y maiz de las Vegas Altas del Guadiana, el jueves 5 de Agosto nos fuimos a Trujillo, ciudad del conquistador Francisco Pizarro, conquistador de Perú y de Francisco de Orellana, explorador del Amazonas.
Trujillo es una ciudad con un castillico en to' lo alto del pueblo, con una plaza bien hermosa, con varias iglesias y con casas antiguas, todo ello de bonita piedra.
Una de las cosas que más nos sorprendió es que para entrar en cualquier sitio, había que pagar 1'40 euros. En la iglesia, en el castillo, en la casa de Pizarro... Los pagamos en estos tres sitios, pero nos negamos a pagar más en lugares tan absurdos como el Museo del Traje o en los dos o tres conventos que se podían visitar. Además de pagar y ver las vistas, no había mucho más dónde rascar. Admiramos la iglesia de la Plaza Mayor (sin explicación alguna) y observamos el bonito mural realizado por los chicos del instituto explicando las diferentes partes del castillo. Y, como las comparaciones son odiosas, lo comparamos con Mérida, donde todo, absolutamente todo, tiene carteles explicativos cada 20 metros: el teatro, el anfiteatro, el circo romano, la alcazaba, la Casa de Mitreo... y claro, Trujillo se nos antojó cara y escasa.
Comimos en un bar de la Plaza Mayor, hicimos compras en un Eroski y en una tienda de productos extremeños y, con las mismas, nos volvimos a la frescura de nuestro alojamiento y nuestra piscinica.
1 comentario:
Ke cosas...A mí me gustó bastante más Trujillo ke Merida. Ay...y pensar ke lo único ke me voy a acercar a las vacaciones va a ser por entradas como esta...
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