Instalada ya en la rutina de mi nueva vida y con las puertas de las vacaciones atisbándose a la vuelta de la esquina, me dispongo a hacer un pequeño balance de lo que han sido mis últimos meses.
El 26 de marzo de este año, con mi coche nuevecito, recogí mis maletas, me despedí de mis padres y de mis vecinos más cercanos y me fui a vivir con mi chico. Un mensaje recibido aquella misma mañana me hizo rememorar nuestras primeras citas, el cosquilleo del estómago, las cenas, los cines, el ramo de flores, las tarjetas con notitas, los largos correos electrónicos, etc. Aquella tarde, había recibido, además, la visita de mi tío Diego y mi tía Isabel, que venían con un pequeño regalo en metálico para que pudiéramos celebrar el Sr. Osako y yo nuestra nueva vida. Y así comenzamos, en la barra de un bar, nerviosos pero ansiosos por comernos la vida conjunta.
Poco a poco hemos ido limando asperezas y amoldándonos a lo que hay, mi trabajo, su trabajo, mis guardias, las suyas, las salidas, los amigos, las familias... Me he empadronado allí, aunque sigo con mi médico de cabecera de toda la vida, por pequeños problemas con un médico especialista, me interesa seguir al menos unos meses en la misma zona de salud. Hemos ido haciendo "nuestra" su casa, con mis cuadros, sus dragones, mis cajas de pendientes, su Hadhafang...
El día a día pasa por levantarnos juntos, desayunar juntos, arreglarnos juntos y salir juntos al trabajo. Dos días a la semana hago jornada completa en mi despacho y procuro salir a las 7 de vuelta a casa. Otros dos días corto a mediodía y comemos juntos, por la tarde dedico unas horas al trabajo en el pequeño despacho de casa y procuramos cenar siempre juntos. Los viernes hay veces que voy a Murcia y otras me quedo en casa, pero la comida a mediodía suele ser, como no, conjunta.
Los sábados son días de mercado, de compra, de limpieza, de lavadoras y de plancha. A veces, hay salidas a casas de amigos, otras a la playa y, las semanas de guardia del Sr. Osako, debemos optar por quedarnos sin salir, en previsión de que pueda ocurrir cualquier urgencia que lo necesite.
Por las noches, vamos a una cafetería-sótano, donde el dueño es viejo conocido del Sr. Osako, donde estamos a gusto y relajados, en un ambiente cordial y donde nos ponen unos cubatas que te dejan genial.
Recientemente hemos arreglado el balcón y podemos disfrutar de una pequeña mesa regalo del Sr. Skyzos y un estupendo banco de resina-baúl donde el Sr. Osako guarda sus múltiples herramientas y sobre el que hemos puesto un gran cojín muy colorido para sentarnos a tomarnos las cervezas por las tardes.
Ahora mismo estamos inmersos en preparar nuestras pequeñas vacaciones, en las que disfrutaremos de los beneficios de una casa romana cercana a Mérida y de unas estupendas termas.
El balance no puede ser más positivo.
El 26 de marzo de este año, con mi coche nuevecito, recogí mis maletas, me despedí de mis padres y de mis vecinos más cercanos y me fui a vivir con mi chico. Un mensaje recibido aquella misma mañana me hizo rememorar nuestras primeras citas, el cosquilleo del estómago, las cenas, los cines, el ramo de flores, las tarjetas con notitas, los largos correos electrónicos, etc. Aquella tarde, había recibido, además, la visita de mi tío Diego y mi tía Isabel, que venían con un pequeño regalo en metálico para que pudiéramos celebrar el Sr. Osako y yo nuestra nueva vida. Y así comenzamos, en la barra de un bar, nerviosos pero ansiosos por comernos la vida conjunta.
Poco a poco hemos ido limando asperezas y amoldándonos a lo que hay, mi trabajo, su trabajo, mis guardias, las suyas, las salidas, los amigos, las familias... Me he empadronado allí, aunque sigo con mi médico de cabecera de toda la vida, por pequeños problemas con un médico especialista, me interesa seguir al menos unos meses en la misma zona de salud. Hemos ido haciendo "nuestra" su casa, con mis cuadros, sus dragones, mis cajas de pendientes, su Hadhafang...
El día a día pasa por levantarnos juntos, desayunar juntos, arreglarnos juntos y salir juntos al trabajo. Dos días a la semana hago jornada completa en mi despacho y procuro salir a las 7 de vuelta a casa. Otros dos días corto a mediodía y comemos juntos, por la tarde dedico unas horas al trabajo en el pequeño despacho de casa y procuramos cenar siempre juntos. Los viernes hay veces que voy a Murcia y otras me quedo en casa, pero la comida a mediodía suele ser, como no, conjunta.
Los sábados son días de mercado, de compra, de limpieza, de lavadoras y de plancha. A veces, hay salidas a casas de amigos, otras a la playa y, las semanas de guardia del Sr. Osako, debemos optar por quedarnos sin salir, en previsión de que pueda ocurrir cualquier urgencia que lo necesite.
Por las noches, vamos a una cafetería-sótano, donde el dueño es viejo conocido del Sr. Osako, donde estamos a gusto y relajados, en un ambiente cordial y donde nos ponen unos cubatas que te dejan genial.
Recientemente hemos arreglado el balcón y podemos disfrutar de una pequeña mesa regalo del Sr. Skyzos y un estupendo banco de resina-baúl donde el Sr. Osako guarda sus múltiples herramientas y sobre el que hemos puesto un gran cojín muy colorido para sentarnos a tomarnos las cervezas por las tardes.
Ahora mismo estamos inmersos en preparar nuestras pequeñas vacaciones, en las que disfrutaremos de los beneficios de una casa romana cercana a Mérida y de unas estupendas termas.
El balance no puede ser más positivo.
3 comentarios:
me dejó intrigado lo de los dragones :)
Me encanta que estés tan feliz :D.
y la boda cuando? yo recomiendo el matrimonio, soy mas feliz desde que me case (no me funciona el acento en el teclado del portatil)Felices vacaciones!!!
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