Echo la vista atrás y aún hoy me cuesta creer lo que estoy viviendo. Si hace cuatro meses me hubieran dicho que en poco tiempo habría cambiado de despacho y tendría pareja, no me lo habría creído.
Cuando mi Churri del Amor (en adelante, CdA) entró en mi vida, todo se revolucionó un poco. Primero, por su presencia y sus propósitos, jamás me había encontrado con un hombre que tuviera las cosas tan claras. Desde el primer momento me planteó lo que quería y lo que esperaba de una relación y fue tan claro que me dijo: aquí estoy, me ofrezco a ti, tómame. Y yo cogí lo que me ofrecía.
Sin embargo, los primeros días se sucedieron a una velocidad pasmosa, tan rápido iba que yo empecé a asustarme. Me acojoné, vamos, porque una cosa es tenerlo claro y plantear una hipotética relación duradera y otra muy distinta es hacer realidad ese planteamiento. Y vaya si lo ha hecho. Quizá yo sea más hermética que él a la hora de expresarme o de hacerle cariñitos, pero, como ocurrió el primer día tras nuestra primera cita, me siento en una nube de la que no quiero bajar.
Poco a poco nos vamos conociendo, nos vamos adaptando, vamos planeando el día a día y las semanas que vienen, con salidas, con fines de semana juntos, etc. Es una gozada compartir la vida con alguien como él, tan cercano, tan humilde, tan risueño y, para qué negarlo, tan guapo. Porque mi CdA es guapo, guapo para mi, que es lo que importa, sé que hay gentes a las que no les puede parecer ni guapo, ni atractivo, pero tiene el físico rotundo y recio que me gusta, la sonrisa ancha, los ojos verdes y una futura cabeza rapada que sé que me va a encantar. Además, es lo suficientemente fuerte como para poder cogerme en brazos (a mí, que soy un poco Sra. Cachalote).
En el plano profesional, un buen día amanecimos con la noticia de que las compañeras de despacho se marchaban, ampliaban horizontes y se iban. Inmediatamente se abrió un mundo de posibilidades ante mi: si ellas se iban, yo me quedaba sola con la dueña del piso y quizá... y quizá a mi me vendría mejor trasladarme a uno de los que dan a la calle, más luminoso y espacioso.
Y así he hecho, con algunas dificultades de última hora por imprevistos no imaginados (quien quiera saber, que me pregunte y le daré detalles), pero aquí estoy, en mi nuevo despacho, blanco inmaculado, con algún mueble de estreno, viendo por la ventana a los vecinos del piso de enfrente porque no tengo cortinas aún. Me voy a chupar todo el ruido del tráfico, de las manifestaciones, la lluvia contra el cristal, pero también la estupenda luz de primavera de Murcia y el frescor de las tardes finales del verano.
Si alguien me hubiera dicho que, además de todo esto, al final daría el paso definitivo de hacerme el tatuaje de mi vida, me habría reído de él. Pero llegó en el momento justo, en el preciso instante en el que era necesario seguir adelante, mirar atrás con nostalgia y pensar en el futuro. Un tatuaje lleno de simbolismo que siempre me recordará de dónde vengo y quién soy.
Para terminar, una noticia a la vez esperanzadora y temerosa: en mi última revisión otoneurológica el médico que me trata me dio un pre-alta, la siguiente visita la tengo en un año y medio, debo seguir con la medicación controlada, pero estoy más cerca del final que del principio. La enfermedad no desaparecerá nunca (esto es como el que es alérgico) y quizá deba seguir medicándome siempre pero, al menos, estaré más relajada con este tema.
Todos estos aspectos han hecho que me enfrente al 2009 con nuevas energías, con ganas de crecer y avanzar, como dice la canción de Chambao "no vale la pena andar por andar, es mejor caminar pa' ir creciendo". Y en ello estoy.
Cuando mi Churri del Amor (en adelante, CdA) entró en mi vida, todo se revolucionó un poco. Primero, por su presencia y sus propósitos, jamás me había encontrado con un hombre que tuviera las cosas tan claras. Desde el primer momento me planteó lo que quería y lo que esperaba de una relación y fue tan claro que me dijo: aquí estoy, me ofrezco a ti, tómame. Y yo cogí lo que me ofrecía.
Sin embargo, los primeros días se sucedieron a una velocidad pasmosa, tan rápido iba que yo empecé a asustarme. Me acojoné, vamos, porque una cosa es tenerlo claro y plantear una hipotética relación duradera y otra muy distinta es hacer realidad ese planteamiento. Y vaya si lo ha hecho. Quizá yo sea más hermética que él a la hora de expresarme o de hacerle cariñitos, pero, como ocurrió el primer día tras nuestra primera cita, me siento en una nube de la que no quiero bajar.
Poco a poco nos vamos conociendo, nos vamos adaptando, vamos planeando el día a día y las semanas que vienen, con salidas, con fines de semana juntos, etc. Es una gozada compartir la vida con alguien como él, tan cercano, tan humilde, tan risueño y, para qué negarlo, tan guapo. Porque mi CdA es guapo, guapo para mi, que es lo que importa, sé que hay gentes a las que no les puede parecer ni guapo, ni atractivo, pero tiene el físico rotundo y recio que me gusta, la sonrisa ancha, los ojos verdes y una futura cabeza rapada que sé que me va a encantar. Además, es lo suficientemente fuerte como para poder cogerme en brazos (a mí, que soy un poco Sra. Cachalote).
En el plano profesional, un buen día amanecimos con la noticia de que las compañeras de despacho se marchaban, ampliaban horizontes y se iban. Inmediatamente se abrió un mundo de posibilidades ante mi: si ellas se iban, yo me quedaba sola con la dueña del piso y quizá... y quizá a mi me vendría mejor trasladarme a uno de los que dan a la calle, más luminoso y espacioso.
Y así he hecho, con algunas dificultades de última hora por imprevistos no imaginados (quien quiera saber, que me pregunte y le daré detalles), pero aquí estoy, en mi nuevo despacho, blanco inmaculado, con algún mueble de estreno, viendo por la ventana a los vecinos del piso de enfrente porque no tengo cortinas aún. Me voy a chupar todo el ruido del tráfico, de las manifestaciones, la lluvia contra el cristal, pero también la estupenda luz de primavera de Murcia y el frescor de las tardes finales del verano.
Si alguien me hubiera dicho que, además de todo esto, al final daría el paso definitivo de hacerme el tatuaje de mi vida, me habría reído de él. Pero llegó en el momento justo, en el preciso instante en el que era necesario seguir adelante, mirar atrás con nostalgia y pensar en el futuro. Un tatuaje lleno de simbolismo que siempre me recordará de dónde vengo y quién soy.
Para terminar, una noticia a la vez esperanzadora y temerosa: en mi última revisión otoneurológica el médico que me trata me dio un pre-alta, la siguiente visita la tengo en un año y medio, debo seguir con la medicación controlada, pero estoy más cerca del final que del principio. La enfermedad no desaparecerá nunca (esto es como el que es alérgico) y quizá deba seguir medicándome siempre pero, al menos, estaré más relajada con este tema.
Todos estos aspectos han hecho que me enfrente al 2009 con nuevas energías, con ganas de crecer y avanzar, como dice la canción de Chambao "no vale la pena andar por andar, es mejor caminar pa' ir creciendo". Y en ello estoy.
11 comentarios:
Él lee este blog??
Mi Churri del Amor, Mi Churri del Amor... La de pasta que habría ganado si hubiera registrado la frase.
De verdad, no tienes nada que ver con la señora cachalote, estas a años luz de semejante criatura.
Me alegro mucho de que todo te vaya bien, te lo mereces.
Por lo leído, intuyo ke está usted un pokito enamorada...Le diría ke bien, zorrón, pero me da miedo ke nos lea y se lo tome a mal ;-p
enhorabuena por tantas noticias buenas, te las mereces todas!
Uno tiene que leer esta entrada con gafas de sol, por la felicidad que irradia ;).
Atención, la SIE va a contar algo de ella. Cuando mi legítimo apareció yo hacía ná y menos que había salido de una tormentosa relación de cuatro años de esas que sólo se pueden tener cuando tienes menos de 20 años.
Lo único que sabía que no quería era otra relación, me lo aprendí como un axioma... pero surgió, y estaba ahí, y yo me acojoné porque todo era demasiado viento en popa a toda vela, y mi axioma se iba a tomarporculo, y todo era maravilloso pero yo me negaba a creérmelo.
Mi mejor amiga y compañera de facultad (recordemos que mi legítimo y yo éramos compañeros de clase... lo que, también echaba por tierra mi otro axioma: no compañeros de clase) presenciando mi acojonamiento súbito, se lió a hablarme en clave con una complicada metáfora sobre cuando pasan los trenes y tienes que subirte, las paradas y el revisor.
TE LO SIMPLIFICARÉ: LOS TRENES BUENOS VAN RÁPIDOS porque funcionan bien y tienen una tecnología de la hostia y la primera vez que te subes te da vértigo, PERO SON BUENOS.
Como dice mi señor esposo, te mereces todo lo bueno que te pase. Y ya quisiera la Cachalote tener sólo una décima parte de tu forma de ser... ¡un beso!
Al final siempre llega tu momento, me llegó a mí con mi Sol, ¿te acuerdas? y todo cambió y ahora te ha tocado a tí, y esto es sólo el principio, ya verás...suerte
El leer un texto que transmite felicidad por los cuatro costados parece que hasta me he puesto yo contento. No sabes lo que me alegro por ti
Me alegro muchísimop por tí. Estoy deseando conocer a tu hombre. Ya he oido cosicas por ahí y mu güenas por cierto.
P.D.: Cuidao que el señor cachalote por si no te acuerdas es Mario-san
Publicar un comentario