En el 2003 comencé a mandar a mis amigos más cercanos un poema a la semana por correo. Esa actividad se realizó a través de un grupo de correo en Yahoo, se alargó durante un año y me dio muchas satisfacciones. Algunas de aquellas poesías se trasladaron al antiguo blog, fue una costumbre que también perdí por la falta de práctica.
Las circunstancias de mi vida en estos momentos me hacen que me vuelva de nuevo hacia la poesía (sólo la miro y la leo cuando estoy muy, muy triste o, como ahora, floto en un estado de inconsciencia feliz). Esta mañana, tras un pequeño suceso, me he acordado de un párrafo de un libro que leí hace tiempo, que, sin ser poesía desde el punto de vista estricto, con su métrica, su rima y su ritmo, es pura prosa poética. Espero que os guste.
"Hay venas por las que palpitan expresiones como te quiero, I love you, Je t'aime, y esos murmullos de caña de azúcar corren por todo el cuerpo, deseando encontrar un modo de salir y cuando por fin se acercan a la boca brotan a la vez que los violines de una orquesta cíngara, y algunos hombres y algunas mujeres dicen: qué delicia este bolero, este reloj no marques las horas, qué delicia te recuerdo cómo eras en el último otoño, Neruda, qué delicia, qué encantador love me tender, los Beatles, Violeta de La Traviata, con esas ojeras desesperadas, Alejandro Sanz, corazón partío, todas las canciones de amor de la historia, todas las antologías de las mejores poesías sentimentales en todas ls lenguas, llámame amor, y me bautizaré de nuevo, amor; mi estación, lo dijo Sylvia Plath en un libro que le he quitado a mi madre. Hay venas por las que corre a ratos esa dicha de las palabras apasionadas, y hay otras venas en las tinieblas, mudas, con la sangre silenciosa, con el miedo en la punta de la lengua, mejor no decir I love you, te quiero, Je t'aime, qué pesadez, los boleros, qué espanto de corazón partío, mejor no decir nada, piensan algunos hombres, ¿para qué hay que decir nada?, ya se sabe, ¿no?, esas cosas se saben, es muy fastidioso que las mujeres te pregunten cien veces si las amas. ¿Me quieres?, preguntan, y a los cinco minutos vuelven a preguntar: ¿me quieres?; hace un mes que no me lo has dicho, hace dos siglos, quince minutos, hace una milésima de segundo que no me dices que me amas. Hay venas de caña de azúcar en las que flotan palabras de fiebre y venas que no tienen sabor ni temperatura y prefieren el silencio".
Las circunstancias de mi vida en estos momentos me hacen que me vuelva de nuevo hacia la poesía (sólo la miro y la leo cuando estoy muy, muy triste o, como ahora, floto en un estado de inconsciencia feliz). Esta mañana, tras un pequeño suceso, me he acordado de un párrafo de un libro que leí hace tiempo, que, sin ser poesía desde el punto de vista estricto, con su métrica, su rima y su ritmo, es pura prosa poética. Espero que os guste.
"Hay venas por las que palpitan expresiones como te quiero, I love you, Je t'aime, y esos murmullos de caña de azúcar corren por todo el cuerpo, deseando encontrar un modo de salir y cuando por fin se acercan a la boca brotan a la vez que los violines de una orquesta cíngara, y algunos hombres y algunas mujeres dicen: qué delicia este bolero, este reloj no marques las horas, qué delicia te recuerdo cómo eras en el último otoño, Neruda, qué delicia, qué encantador love me tender, los Beatles, Violeta de La Traviata, con esas ojeras desesperadas, Alejandro Sanz, corazón partío, todas las canciones de amor de la historia, todas las antologías de las mejores poesías sentimentales en todas ls lenguas, llámame amor, y me bautizaré de nuevo, amor; mi estación, lo dijo Sylvia Plath en un libro que le he quitado a mi madre. Hay venas por las que corre a ratos esa dicha de las palabras apasionadas, y hay otras venas en las tinieblas, mudas, con la sangre silenciosa, con el miedo en la punta de la lengua, mejor no decir I love you, te quiero, Je t'aime, qué pesadez, los boleros, qué espanto de corazón partío, mejor no decir nada, piensan algunos hombres, ¿para qué hay que decir nada?, ya se sabe, ¿no?, esas cosas se saben, es muy fastidioso que las mujeres te pregunten cien veces si las amas. ¿Me quieres?, preguntan, y a los cinco minutos vuelven a preguntar: ¿me quieres?; hace un mes que no me lo has dicho, hace dos siglos, quince minutos, hace una milésima de segundo que no me dices que me amas. Hay venas de caña de azúcar en las que flotan palabras de fiebre y venas que no tienen sabor ni temperatura y prefieren el silencio".
Lourdes Ventura, de "El poeta sin párpados".
3 comentarios:
Mira que romanticona que se ha despertado mi niña ésta mañana. ¿Serán tus mariposas que revolotean aceleradas? Disfruta de esos raticos. Besos
La blogosphera esphera con emoción tu post del lunes. Buen comienzo de semana.
Que pone maricarmen?
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